La vigilancia y la presión regulatoria del Banco Central Europeo (BCE)y del Banco de España sobre la banca española se ha intensificado en los últimos meses. Los bancos se sienten agobiados ante la creciente avalancha regulatoria y las mayores exigencias de capitalización, reducción de costes, transparencia, tamaño, gobernanza y reputación. Ha sido la última reprimenda del BCE y del Banco de España, exigiendo una mayor capitalización y un menor reparto de dividendos, la gota que ha colmado el vaso. Los bancos. tradicionalmente obedientes y moderados, se declaran en rebeldía.

La banca española fue muy dañada por la crisis en solvencia y rentabilidad. Y lo peor es que la sangría ha continuado. La política de bajos tipos de interés, mantenida durante varios años y prolongada sin fecha, está erosionado sus márgenes y reduciendo la rentabilidad sobre recursos propios por debajo del coste de captación de capital. El calvario que está atravesando la banca empeora con la nueva competencia de las fintech y de las bigtech como Amazon, Apple o Google. Gigantes que están dispuestos a disputar a la banca el mercado de medios de pago y de financiación. La reciente desaceleración económica, el todavía excesivo endeudamiento de las familias y las empresas, la baja tasa de ahorro, la precariedad salarial y el alto desempleo están dificultando la recuperación de la banca. El valor bursátil de la banca española está por debajo de su valor contable, y sigue cayendo ante la inestabilidad geopolítica interna y externa.

Ante este precario escenario la banca se subleva por que el regulador, con sus excesivas y no justificadas exigencias, está dificultando su recuperación. Recientemente el presidente del Mecanismo de Supervisión, Andrea Eria, apremiaba a la banca española a mejorar su capitalización. La subgobernadora del Banco de España Margarita Delgado, en el XXVII Encuentro del Sector Financiero, afirmaba que a pesar de la mejora de la solvencia, la banca española sigue siendo el farolillo rojo de Europa. Se debe de persistir en el proceso de capitalización y de reducción de costes y activos improductivos. Pero lo que más indignó a los directivos bancarios fue la acusación de estar practicando una política irresponsable y generosa de reparto de dividendos en detrimento de la necesaria e imperiosa capitalización, instándoles a disciplinar y desincentivar las expectativas de los accionistas.

Para los directivos bancarios existe una contradicción entre la política monetaria de Mario Draghi animando a los bancos a aumentar el crédito (LTROII) y la de Andrea Eria, presidente del Mecanismo Supervisor exigiendo mayores coeficientes de solvencia, lo cual implica menos crédito. Para el presidente de la patronal bancaria, José María Roldán, "no hay nada peor que un regulador intentando resolver un problema que no existe". Según él, la banca española está suficientemente capitalizada con un coeficiente de solvencia (CTI) del 12,2%, por encima del mínimo exigido. José María Roldán presidente de la AEB, fue director general del Banco de España. Y es que la banca está transitando desde la resignación y sumisión a la rebelión.

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