Se me hace extrañísimo escribir del Granada CF cuando vengo, junto a otros nueve amigos (señora incluida), de ver un River-Boca. ¡River-Boca! Una final de Libertadores. La mayor expresión de amor y entrega a los colores de un equipo, aunque el argentino que tuve al lado y que hinchaba por Racing me insistía: "Esto no tiene nada que ver con Argentina. Allá es imposible", sentenciaba, pongámosle el nombre de Gastón, ya que se fue sin que nos presentáramos. Pero qué exhibición de pasión tan grande. Pocas veces vi algo igual, sobre todo en vivo. En el campo ganó River, pero en la grada fue Boca quien metió las gallinas en el corral. Al menos desde mi sector se sintió así.

Digo que se me hace raro porque luego Los Cármenes se nos quedará corto. Bueno, más que Los Cármenes, el fútbol europeo en general. Tendremos más dinero, podremos traer a los mejores jugadores de allá, pero jamás igualaremos esa pasión. Incluso el domingo en el Bernabéu, siendo, pongamos, el 60-70% de lo que sería en Argentina, ya era más que cualquier ambiente que haya podido ver en el propio Bernabéu, o en campos calientes como el Villamarín o el Pizjuán.

Eso sí, al menos nos quedará el juego, el fútbol, ver que este Granada le podría competir y muy bien a Boca, aunque quizás tendría apuros para hacerlo con River. Porque la realidad es así de triste para el fútbol sudamericano y argentino, que ve que sus estrellas ponen pies en Europa a la primera oferta que llega a las oficinas de sus representantes. Y así de bueno es para lo que tenemos aquí, que gozamos de buen fútbol a costa de varios grados menos de calor en la grada (que tampoco está mal, no hay que llegar al nivel de cafre mayor del reino que se ve por allá).

Lo que también nos quedará de este viaje es ver el gol de Pozo en una tablet en el Metro camino de Tetuán, o sufrir la segunda parte en el piso de Bravo Murillo entre cervezas y cafés. Y festejar dos victorias seguidas fuera de casa cenando comida libanesa en el Byblos. Lo malo era que había Amstel, pero no Alhambra. Daba igual. Un brindis sí cayó por el nuevo líder de Segunda División.

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