El Covid galopa en Madrid mientras los políticos lo persiguen con trote cochinero y zancadilleándose. La incompetencia, la deslealtad, la torpeza, la desorientación y una minúscula capacidad de autocrítica marcan el paso de una macabra danza sin solución de continuidad.

El toma y daca entre los Gobiernos de Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso se puso en marcha el 21 de septiembre, con restricciones de movilidad en 37 distritos sanitarios. Ese mismo día se reunieron para escenificar un armisticio más falso que un euro de madera y pactaron crear un Grupo Covid para aunar estrategias entre ambas partes. La cascada de acontecimientos esconde un pulso en toda regla bajo la coartada de que la buena voluntad y la salud es lo que importa, sin atender otros intereses. La Comunidad amplia las restricciones, el cabreo de los madrileños que se sienten discriminados se multiplica, Moncloa insiste en la necesidad de cerrar la región, se hace finalmente por las malas que diría Salvador Illa, Ayuso lo acata y recurre a los tribunales, le dan la razón, el Gobierno reimpone lo que los jueces han tumbado estado de alarma mediante...

Han pasado 19 días y, como reza la canción de Sabina, 500 noches... o como si lo fueran. Los madrileños están en bucle, desorientados en la oscuridad entre palos de ciego de los políticos... "Me dejó el corazón en los huesos y yo de rodillas", dice el Dylan de Baeza como en nombre de mis sufridos paisanos. No es ésta otra prosaica batallita política en la que cada uno cuenta la guerra según su perspectiva, sino una pelea a vida o muerte. Todos los días escupe cifras de sufrimiento y muerte que deberían sacar los colores a unos políticos, ¡a todos, desde la Puerta del Sol al Palacio de la Moncloa!, incapaces de tejer una red de seguridad con sostén jurídico. El fallo que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid le achaca al Gobierno al valerse de una ley, la de Sanidad vigente desde 2003, que no permite restringir derechos fundamentales.

El galimatías jurídico es de órdago y todos envidan. Y este madrileño en Triana no se alinea ni con Sánchez ni con Ayuso, sino con el convidado de piedra en la pelea. "Los políticos hemos vuelto a fracasar". Ya le digo, señor vicepresidente Aguado, el de la singular, honrosa y sonora autocrítica.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios