Análisis

telesfora ruiz

Ex concejal de Movilidad (PP)

Un camino hacia el transporte sostenible

En Granada teníamos un serio problema con el transporte en autobús a su paso por el centro (eje de Reyes Católicos y Gran Vía), ya que la configuración de la ciudad obligaba a la circulación continua de más de 100 autobuses por un entorno saturado y lleno de contaminación, siendo a la vez el de mayor tránsito peatonal de residentes y visitantes. La solución que dimos a este problema, introduciendo una línea de alta capacidad (LAC) que sustituye a la mayoría de las líneas que circulaban por el eje central, se manifiesta tres años después de su puesta en marcha como un acierto. De igual modo que los usuarios que la utilizan a diario, pues tengo que decir que soy una de ellos, aprecio los notables beneficios del cambio: el descenso de la polución (34%) y del ruido, la alta frecuencia, la rapidez en el desplazamiento, la accesibilidad y comodidad en las paradas y, por supuesto, la eficiencia en los costes, ya que es la única línea de autobús que no precisa de subvención municipal, sino muy al contrario; precisamente por su gran capacidad y el uso que hacemos de ella, cada año transporta en torno a 10 millones de viajeros y aporta a las arcas municipales un superávit de más de 500.000 euros, provenientes del pago de billetes, que ayudan a sufragar el coste del resto de líneas. Me temo que no podrá alcanzar estos resultados el deseado metropolitano, que, por otra parte, tampoco podría circular por el centro, siendo imposible soterrarlo por los restos arqueológicos existentes en el subsuelo o llenar de catenarias un entorno histórico. Dicho esto, también es cierto que la introducción de la LAC ha obligado a realizar mayores trasbordos a los viajeros de la periferia (de un 6% existente en 2013 hemos pasado al 16% de la actualidad), pero es que esta línea nació con vocación de complementarse con el metro, que lamentablemente ha demorado su puesta en funcionamiento durante estos años. Los grandes intercambiadores que se hicieron en Cruz del Sur, La Caleta, Palacio de Congresos y Plaza de las Américas estaban pensados para conectar con él de manera fácil, abrazando la mayor parte del territorio urbano entre los dos sistemas. La LAC se quedó sola y de ahí devino la incomodidad para los viajeros que deben hacer trasbordos. Esperemos que esto se resuelva pronto y que se llegue al acuerdo necesario de intermodalidad a un precio razonable, porque sería insoportable el pago de dos billetes (autobús y metro), cuando ahora se puede cambiar de autobús gratuitamente. A estas alturas, viendo los inconvenientes que ha habido y que aún puedan existir, siento decir que tal vez hubiese sido más rentable poner en marcha un sistema de LAC circular, con dos líneas, que circulara desde el Zaidín hasta la estación de autobuses, pasando por el centro y por el Camino de Ronda, y viceversa, una línea en cada sentido; a la par, un buen sistema de carriles-bus en las carreteras que unen los pueblos del Área Metropolitana con la ciudad hubiese producido excelentes resultados. Pero como debemos ser constructivos y rentabilizar las inversiones realizadas, deseo que el metro entre en funcionamiento cuanto antes y que se produzca la deseada intermodalidad, para beneficio de todos. Como conclusión, decir que la línea de alta capacidad ha supuesto un cambio sustancial en el transporte urbano, abriendo el camino hacia un modelo más sostenible, equiparable al de otras ciudades europeas de configuración similar, y que este camino no tiene vuelta atrás, sino que hay que continuarlo hasta lograr el mejor ajuste posible entre la preservación de nuestro medio ambiente y la comodidad de los viajeros.

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