Análisis

Sergio bueno

Abogado y exalcalde de Santa Fe

Cuando el dolor nos retuerce

"No podemos cerrar los ojos ante los problemas pero tampoco flagelarnos todos los días"

He querido dejar pasar unos días antes de escribir sobre el hecho que nos atenaza a todos en Santa Fe desde hace días porque quizá me faltaba el sosiego necesario en estos momentos y quizá también animado por todo o buena parte de lo que he leído y escuchado en los corrillos que se arremolinan en la plaza que tienen cierta dosis de razón y otras no tanto, pero quiero dar un paso más que no nos hagan perder de vista lo relevante.

Lo que estos días sentimos es dolor y desconcierto a partes iguales. Dolor por la pérdida, por las familias, por los amigos, por la amargura, es un dolor que se escribe con mayúsculas sin ninguna duda. Desconcierto porque en ningún municipio, en ningún barrio, y menos aún ninguna persona de bien y en su sano juicio, considera que los conflictos, éste que hemos vivido o cualquier otro, se acaben resolviendo desde la violencia más abyecta. No podemos cerrar los ojos ante los problemas que subyacen en nuestro municipio pero tampoco flagelarnos todos los días por ello ya que, no son muy distintos a los de otros pueblos o ciudades. No es esto un alegato en pro del "mal de muchos, consuelo de tontos", sino que mi reflexión pretende poner el acento sobre dos consideraciones diferentes.

Por una parte, la solución a nuestros problemas tan solo se comenzarán a enmendar poniendo en valor nuestros activos como pueblo que son muchos y depositando plena confianza en nuestras capacidad de superación como sociedad y no cebándonos tan solo en los pasivos. A cada problema hay que otorgarle el tiempo que requiera para darle una respuesta eficaz entre todos. No solo se trata de buscar culpables, para eso quedan otras instancias. Debemos aportar lo mejor de cada uno de nosotros. Si solo abordamos la situación desde la óptica de la revancha, de buenos o malos, de aciertos o errores, de ángeles o demonios simplificándolo todo a una mera yuxtaposición de conceptos solo nos conducirá a perpetuar la frustración. Se hace necesario sumar esfuerzos, ni reproches ni reyertas porque lo que se respira en Santa Fe es tristeza.

La segunda reflexión para mí es la más importante y pasa por no perder de vista el inmenso dolor en que el hecho ha dejado sumidas a familias de nuestro pueblo, familias sencillas y trabajadoras. No pretendo señalar el padecimiento en un plano de igualdad porque el dolor tiene sus propios apellidos que lo definen. Unos con una pérdida irreparable jamás, otros, con independencia de quien resulte responsable cuando así lo señale la Justicia, también porque sienten que su vida no será la misma. En resumen, unos por el vacío y el sufrimiento de perder a un hijo y otros por esa carga insoportable que arrastrarán. Dejemos la búsqueda de estéril de las causas a quien competa y centrémonos en ayudar a quienes más lo necesita en estos días y en estos momentos, esos padres y madres, que son los que nos trajeron a este mundo. Para unos padres, mi más sentido pésame. Para los otros padres, mi respeto.

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