Análisis

helena arriaza

El favor de Motos a Santiago Abascal

Menuda contradicción. Intentar boicotear un programa y que se convierta en una de sus emisiones más vistas. Es lo que ocurrió la semana pasada con El Hormiguero. Desde que en el programa de Pablo Motos anunciaron que Santiago Abascal, líder de Vox, sería uno de sus invitados, fueron muchos los que llamaron al boicot hacia el espacio de Antena 3. Vaya por delante que estoy muy lejos de la ideología del partido del protagonista de la noche del pasado jueves en el formato de las hormigas. Pero todo lo que ha sucedido en torno a su participación me resulta digno de ser comentado. Lo primero que hay que decir es que tiene el mismo derecho que cualquier otro que se dedique a lo mismo que él de acudir a un programa de televisión. Podemos estar más o menos de acuerdo con él, o incluso nada, pero hay que aceptar que forma parte de este tour de políticos por las televisiones que de nuevo ha comenzado. Por eso es mejor aceptar que en estas semanas le veremos mucho por el medio y no causar tanto revuelo. Porque al final eso, le beneficia. Ya lo comprobaremos en los resultados del próximo 10 de noviembre.

Al igual que le beneficia el trato que tuvo por parte de Pablo Motos. El presentador sacó su lado más duro, hizo las preguntas más incómodas y no dejó a su invitado escaparse en las respuestas. Pero el problema es que con la actitud que demuestra en cada uno de sus programas dependiendo de quién sea el invitado, ha perdido eso de resultar creíble. Parecía que Motos lo que estaba buscando era el aplauso fácil más allá de interesarle la entrevista que estaba haciendo. Y entre eso, que se mostró un tanto maleducado con algunos comentarios y algún que otro error en su documentación, se lo puso muy fácil al de Vox.

De nuevo a Abascal la estrategia le ha salido bien. Empieza a suceder lo mismo que con la campaña anterior. En aquel caso el líder de Vox apenas salió en ningún programa más allá del de Bertín Osborne, pero su nombre siempre sonaba con fuerza frente a los demás. Ahora hay que sumar su presencia en espacios de éxito, algo que provoca la indignación de muchos. Y ya se sabe, muchas veces el más odiado termina por reforzar los apoyos que tiene. Y con la televisión de por medio esta estrategia es más acertada todavía. La indiferencia tenía que haber hecho acto de presencia el jueves por la noche, pero, tal y como ocurre en estas líneas, es inevitable comentar la aparición de este hombre. Ya nos arrepentiremos en menos de un mes.

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