El futuro de Juanma Moreno

El futuro de Juanma Moreno

Me gustó el discurso de Juanma Moreno, lo confieso. Se puede defender con argumentos. Pero mejores son las cifras, las de ellos, las del propio Gobierno de España. Se hizo el silencio apenas terminó de hablar. Irrebatible. Cuando un político olvida ideología, casa y cuartel, me gusta. No hablaba el Partido Popular. Hablaba Andalucía. Cuando entre fracasos y desesperanzas es capaz de descubrir su ira y mirar al frente a quien le ningunea, me gusta. No trazó un gran discurso como los parlamentarios de antaño. Pero tuvo arrestos hasta para mojar la oreja a los suyos.

Confieso también que no me gustan ciertas cosas que le rodean. Decisiones crucificadas por mal asesoramiento, comportamientos y maneras de consejeros o consejeras que le rebajan empuje, consistencia y confianza ante los ciudadanos. Quizá deba recordarles, como decía un profesor mío, que vinimos a lo que vinimos, estamos para lo que estamos, y creceremos por donde se pueda. Y se ha de poder. Años hay para hacerlo, para que Moreno Bonilla trace el futuro de nuestra región, el que surge después de la alarma. Si estará su equipo preparado para abordar, con mayor eficacia que el gobierno de la Nación, la Andalucía que emerge de la pandemia. Si estaremos preparados para afrontar el marco normativo, social y económico que impondrá otra forma de contemplar nuestro progreso.

Quedará analizar también la tranquilidad del templo andaluz donde coexisten dos (o tres) fuerzas políticas. Y el futuro de Doña Inés. Morir matando, se me antoja. Y con su muerte, la duda en un pacto como el andaluz eficaz y por encima de estrategias políticas. Queda por ver si no seremos moneda de cambio (la historia de esta región siempre propone el mismo cuento). Miedo da cuando toca repensar dónde vamos, qué queremos ser, y cómo reconstruir nuestra dignidad. Esto no va de partidos, ni de ideologías. Incluso el socialismo andaluz recobraría vigencia para subir al tren y levantar la mano por Andalucía. Terminarán alzando una sola voz. Y un Ciudadanos de Andalucía. ¿Porqué no?

El problema de Juanma Moreno no será Sánchez y las estrategias de un socialismo nacional atrincherado en sucias guerras políticas. Page daba dos palmaditas en la espalda a su Presidente, y le invitaba una vez más, a callar bocas con el dinero del reparto que en Julio vendrá de Bruselas, proponiendo como vaso de medida, no el número de ciudadanos, sino lo malitos que hemos estado. Habrá caradura y desvergüenza.

Deberemos exigir lo nuestro. Pero buscar otros puentes. La Europa del coronavirus es un continente cansado, agotado en ideas, en el espíritu que alumbraba los albores del siglo XX. Surgen otras realidades, otras formas de entender las relaciones internacionales. No toca perdernos en gestos, actitudes, y compromisos que oculten la incógnita de futuro que provoca el virus. Surgirán oportunidades al margen de las grandes decisiones comunitarias, tan importantes o más en el desarrollo de una región como la nuestra. La cercanía de los países árabes, también. En Sudamérica, en Asia…. Nuevas formas de entender las relaciones sociales, culturales y económicas. En el calor y acogida que ofrece esta región acogedora, deben surgir nuevas oportunidades de negocio. Vivir, proponer y actuar con ausencia de complejos.

Será complicado. Sin modelos que seguir, ni recetarios, ni alternativas. Sólo el compromiso de construir una nueva Europa y recuperar el lugar perdido. Se fue Inglaterra. Pero seguimos siendo Andalucía. Y todos mirarán al Sur.

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