La persistencia de la inflación en máximos sigue erigiéndose como uno de los principales factores que condicionan a la baja las perspectivas de crecimiento económico en las economías avanzadas. Tras confirmarse que el repunte de los precios de la Eurozona alcanzó un 10% en septiembre, en EEUU los datos del pasado mes muestran una ligera moderación del crecimiento interanual del IPC a un 8,2%. Sin embargo, la tasa del IPC subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía por su carácter más volátil, se aceleró hasta su mayor nivel en los últimos 40 años (6,6%).

La moderación de la inflación general se apoyó fundamentalmente en la bajada de los precios de la gasolina a lo largo del mes, una tendencia que no se ha consolidado. En contraste, la mayor parte del resto de productos de la cesta de la compra se encarecieron, destacando los alimentos, los alquileres y los servicios.

En este contexto, tanto el BCE como la Fed continúan trasladando la necesidad de seguir con el actual ciclo monetario para controlar la inflación y evitar efectos de segunda ronda.

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