La economía tiene difícil salida; incluso con las medidas tempranas y sensibles que ha ido tomando el Gobierno, el apoyo inconmensurable de los bancos centrales y de la Unión Europea, nunca nos habíamos enfrentado a una crisis económica que afectara a todos los países del mundo; de los grandes, sólo China e India crecerán algo, y otros, como Indonesia o Egipto, son excepciones en esta regla general. Si alguien aquí dice que tiene soluciones, y éstas son hacer lo mismo que en la crisis financiera e inmobiliaria anterior, simplemente se está engañando a sí mismo. Tienen razón los que plantean cambios importantes en el funcionamiento de la economía, aunque lo más probable es que se den poco a poco, en respuesta a conflictos sociales.

David Bodanis es un futurista que, para estimular a las personas a buscar caminos para salir de situaciones personales difíciles, recurre al símil del movimiento del caballo en el juego de ajedrez, que saltando dos escaques y luego al lado, realiza un movimiento peculiar. Nos sugiere -y no sólo como actitud profesional, sino para la empresa- movernos de forma distinta a la de seguir mirando sólo hacia adelante, viendo además qué hay atrás y a los lados; y, si podemos, saltar por encima de obstáculos, como hace el caballo en el juego. Ir atrás y tirar de datos de clientes y ofrecerles alguna novedad, o simplemente recordarles que seguimos aquí, sirve para cualquier que tenga teléfonos de clientes, tanto para hoteles, tiendas de flores, restaurantes que sirven a domicilio, o esos miniamazon de alimentos improvisados en la crisis para evitar el riesgo de ir al mercado.

Hay dos cosas importantes en la idea de Bodanis: una, que es necesario moverse cuando permanecer donde se está no es una solución, y otra, que un movimiento arriesgado será un fracaso si no tenemos capacidad y conocimientos para un cambio radical en nuestro trabajo o nuestra empresa. El caballo puede moverse hasta ocho sitios diferentes, pero siempre en la cercanía de donde se encuentra; siguiendo con el símil, es prudente y útil contar con nuestras fuerzas, lo que sabemos hacer, y de ahí dar el salto a otras ocupaciones o un cambio factible en el negocio. Un pintor artista quizás no se siente con la vocación de emprender, pero puede montar una exposición virtual y moverla con sus contactos; o crear una línea de diseño en ropas u objetos con una empresa que se dedique a la impresión y tenga una base amplia de clientes, aprovechando que surge una tendencia hacia los productos locales frente a los foráneos.

No estoy seguro de que estas estrategias sean útiles para quien se encuentra en la desesperación de perder el empleo; o de un empresario que no tiene demanda para sus productos o servicios. Sobre el ajedrez, recordamos los famosos sonetos de Jorge Luis Borges, que terminan diciendo: "Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. /Qué dios detrás de Dios la trama empieza/de polvo y tiempo y sueño y agonía"; pero aunque rechacemos la tremenda dependencia que deja Borges de las acciones humanas en causas y agentes que están fuera de su alcance, y tratemos de corregirla con la acción en una sociedad moderna, es verdad que en la vida hay un componente importante de esfuerzo, pero también, casi inevitablemente, de suerte.

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