El grande, el Recreativo, y el femenino. Todos arriba. El granadinismo llevaba tiempo sin sentirse orgulloso de sus equipos y piden que las Ligas terminen ya para festejar lo que tenga que venir. El tema es que se está dando la circunstancia que tanto estaban esperando en el club desde que llegó Jiang Lizhang, sobre todo la temporada pasada: que entre la pelotita. Si hasta ahora la presidencia (o la propiedad) se podían escudar en que los resultados no acompañaban o que el juego no estaba a la altura de lo que ellos esperaban, este año no.

Ya lo escribí a principio de temporada, cuando al equipo se le veían hechuras y trabajo: todo lo malo que pudiera pasar a partir de ahora tendría el sello de responsabilidad de los propietarios de la entidad. Semanas más tarde cobra más relevancia aún esta opinión. El primer equipo está en puestos de ascenso directo a Primera División, que aunque anecdóticos, ya hubiéramos querido catarlos algo más el curso pasado. Este año ha parecido hasta fácil. O que este Granada de Diego Martínez hace fácil lo difícil.

Si el dueño es incapaz de atraer hacia su club inversiones estando en puestos de privilegio desde hace ya casi un mes, cuánta credibilidad le quedará a Jiang Lizhang. El segundo clasificado de la Liga 1|2|3 sigue luciendo un manchurrón blanco en el frontal de su camiseta, el mismo que aparece yermo de patrocinador en imágenes llenas de felicidad con los goles de Fede Vico, de Vadillo, y ya hasta de Rodri Ríos.

Ese remanente que pudiera entrar con el cash de un nuevo sponsor traería esos refuerzos que entiendo que siguen siendo necesarios a pesar de los buenos resultados y de ese juego orgulloso que llena al que paga su abono. Sobre todo porque Diego lleva tres onces seguidos iguales, pese a que en el de Coruña, por ejemplo, algunos llegaron renqueantes. Hacen falta esos refuerzos de calidad que completen y hagan una plantilla que tenga garantías de competir. Que no es que no la haya ahora, pero es que son 42 jornadas para que jueguen siempre los mismos. Y para llegar finos hay que dosificar esfuerzos. Y como esto, el 'B' y las chicas, sobre todo ellas, en una Liga en la que cada vez hay más profesionalismo.

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