Bicheo por la TDT

FÁTIMA DÍAZ

El 'reality' sin límites

'MTV Super Shore' acaba de arrancar con desnudos y sexo sin reparos, y un casting prometedor

Desnudosy sexo sin reparos pueblan las noches de MTV Super Shore. Tras las bajas de Gandía y de Ibiza, la fórmula italiana, con una Rimini rendida al formato, prometía de antemano una edición de lo más impactante en su vuelta a MTV y, de momento, no está defraudando a nadie. Polvos, ya sea dentro o fuera de la llamada 'caravana del amor', y cuerpos al descubierto están convenciendo al público al que le gusta lo que propone esta nueva edición de un reality sin límites ni censura.

Elettra Lamborghini fue la que abrió la veda, paseándose sin ropa sin el menor de los reparos, y después Isaac y Adela, dos de los españoles, han sido los primeros en dar rienda suelta a sus instintos sexuales bajo las sábanas, al protagonizar la primera noche de desenfreno.

Perlas verbales también hay. Como la de Adela: "Cuando bebo me da por quitarme la ropa. Como me da calor, me la quito y me quedo en bolis". Un casting resabiado de televisión, un escenario que se presta perfectamente a la fiesta y un montaje dinámico son las claves de esta nueva temporada con una nueva generación Shore que promete.

Emitido a principios de 2016, Super Shore apostó por dar continuidad a la exitosa franquicia iniciada con Jersey Shore, grabada en Estados Unidos, y que prosiguió en Reino Unido (Geordie Shore), Polonia (Warsaw Shore), México (Acapulco Shore) y la versión en España (Gandía Shore), que se grabó y emitió no sin polémica. La mecánica del formato es simple: se reúnen en una espectacular casa de la turística ciudad de Rimini (Italia) un grupo de jóvenes de similar edad y diferente sexo que se dedicarán exclusivamente a disfrutar del mejor verano de sus vidas (discotecas, juergas, convivencia y relaciones sexuales mediante), algo que recogen las cámaras y que los espectadores podrán también vivir a través de sus pantallas. En esta edición la presentación de los participantes se hizo al azar. Todos llevaban una bandera del programa que les serviría como elemento para identificarse al pasear por zonas emblemáticas de Rímini. A partir de ahí sólo el azar hizo que se encontraran. Una vez reunidos, ellas y ellos llegaron a la que será su morada durante el verano, con el consiguiente reparto de dormitorios... y los consiguientes conflictos.

Sexo. amor, rivalidades y peleas parecen ser las dominantes de esta entrega que va más rápido que sus predecesoras, y ya es decir. Una familia, la Shore, que nunca defrauda a sus más fieles seguidores, que no son pocos la verdad, aunque sí son pocos los que confiesan serlo. Tensión y desmadre se palpan en el ambiente y, ya se sabe, con dos copas todo se magnifica.

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