Análisis

Gumersindo Ruiz

La tabla periódica de los elementos

Hoy es fácil conocer no sólo lo que de verdad dicen los partidos y sus líderes en programas y debates, sino las falsedades o medias verdades con que se descalifican las propuestas; muchas cosas pueden comprobarse preguntando a un buscador, pero las preguntas tienen que estar bien formuladas - podría ser parte de una asignatura en el colegio: cómo obtener conocimiento cierto, preciso y rápido sobre un tema-. Estos días, cuando se propagan noticias de presunta irresponsabilidad en la gestión de la economía, recibí de un buen amigo y profesional excelente un enlace a uno de esos medios digitales que viven del alarmismo de sus titulares. Junto a una fotografía de la Ministra de Hacienda, decía: "El Estado no hace los deberes: la deuda pública externa supera los 560.000 millones"; esa frase de "hacer los deberes" me resulta tan manida como repelente, y le contesté de inmediato: "Sí, pero buena parte con intereses negativos, y demanda que supera varias veces la oferta. De esta deuda externa, el Banco Central Europeo (BCE) tiene más de 280.000 millones, y no la va a soltar. Es un problema más de recaudación que de gasto, con toda la racionalización que se necesita (en ingresos y gastos). Un abrazo". Me respondió: "¿Eso es así? ¿La deuda con intereses negativos? ¿Tanto tiene el BCE?... De verdad cada vez pienso que la información está manipulada y dirigida". Y le volví a contestar: "La deuda a 5 años tiene un interés del cero por ciento; a menos plazo el interés es negativo. El BCE tiene esa cantidad y de media de deuda española 8,4 años, y por plazos largos no pagamos mucho más del 1 por ciento". Insinuaciones, mentiras, suponer lo que no se ha producido todavía, puede ser desmontado si se tiene interés en conocer la verdad de las cosas.

En el otro extremo, me asombra la certeza que algunos tienen sobre casi todo lo que argumentan, como si la suya fuera la única verdad sobre la tierra. No sé quién dijo que la seguridad que algunos muestran sobre todo lo que dicen, a ella le gustaría tenerla sobre una sola cosa en la vida. Hace justo 150 años que un químico excéntrico, Dimitri Mendeleev, presentó una tabla donde caben todos los elementos que componen el Universo, que no pueden ser descompuestos en otros más simples, desde el hidrógeno al plutonio, y otros radiactivos que apenas pueden observarse. Es una creación científica única, en la que Mendeleev seguía a sabios anteriores, pero su mérito fue rellenar sólo lo que se conocía, no forzar nada; sin obsesionarse con la idea de cómo meterlo todo en la tabla, y cuando algo no encajaba dejaba el hueco para que con el tiempo se fuera completando, como así ha sido. Si el asesor de un político le planteara esta actitud de duda metódica para un debate, seguramente sería un desastre, porque supuestamente se quieren esquemas donde todo encaje, sin huecos ni dudas, aunque lo que se proponga sea falso, cínico, o contradictorio con otros puntos del programa. Y, sin embargo, y sin caer en relativismo, en el fondo sentimos que los problemas que tenemos requieren desde luego determinación, pero también la visión ancha, alta, profunda, sin falsas seguridades, que comparten la buena ciencia y las buenas personas.

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