Análisis

josé Martínez Olmos

Un verano por descubrir

La precaución hace que el optimismo vaya tomando cada vez más espacio

La evolución de la pandemia ofrece signos más esperanzadores que hace pocos meses gracias, sobre todo, a la enorme efectividad de las vacunas y la buena marcha del plan de vacunación que está alcanzando magníficos niveles de cobertura y protección en los grupos de población más vulnerables.

Pero la evolución de la incidencia muestra signos de estancamiento del descenso e incluso de ciertos repuntes especialmente en la personas jóvenes no vacunadas. La circulación de la variante india y sus efectos hacen que debamos estar preocupados y ocupados en la vigilancia y el control; en este contexto es evidente la necesidad de continuar con medidas de protección y prevención de los contagios porque sigue habiendo signos de transmisión comunitaria del virus como se ha señalado de manera especial en las poblaciones más jóvenes en las que aún no se ha tenido acceso a la protección inmunitaria que ofrecen las vacunas.

Las cifras de incidencia que mostraban un leve pero paulatino descenso se han estancado y se mantiene en torno a los 90 casos por cada 100.000 habitantes, aunque es llamativo que Andalucia (con mas de 160 casos por cada 100.000 habitantes) lleva un tiempo con más dificultades que la media de España para situarse en cifras más favorables. Es muy importante bajar este indicador de incidencia a niveles más aceptables, al tiempo que debemos conseguir nuevos hitos en la vacunación y podamos así encarar el verano con más optimismo, tanto en lo que se refiere a la paulatina recuperación de la normalidad en la actividad social, como en el ámbito de la economía.

Será necesario tener claro que la mascarilla es imprescindible en todos aquellas situaciones que no podamos mantener la distancia de más de 1,5 metros y en los espacios de interior de los locales cerrados; también son necesarias medidas de prevención y control de los contagios, que deben tener (también) un gran objetivo de mantener activos los procedimientos y los mecanismos de vigilancia epidemiológica, detección precoz de casos, rastreo y aislamiento preventivo; junto a esto, la vigilancia de la circulación de nuevas variantes nos permitiría afrontar un verano con suficiente seguridad para todos.

El día que se publica esta tribuna se elimina la obligatoriedad del uso de mascarilla en la calle; esta medida, que requiere para minimizar riesgos la menor incidencia posible y la mayor cobertura posible de inmunidad, deberá adoptarse con un importante esfuerzo divulgativo y pedagógico en relación a los lugares y condiciones en las que seguirá siendo obligado su uso (en el interior de locales públicos, medios de transporte, etc), o en las que será conveniente su uso (aglomeraciones en las que no se pueda asegurar una distancia interpersonal de un mínimo de 1,5 metros, por ejemplo); la idea es asegurar que la decisión no termine siendo contraproducente. Por todo lo anterior, sin perder de vista que el coronavirus sigue presente y tiene capacidad potencial de seguir golpeando la salud de la ciudadanía, es necesario hacer posible la mayor precaución para que el optimismo vaya ocupando cada vez mayor espacio y paulatinamente nos acerquemos a un verano con menos impacto en la salud y mayor recuperación de la normalidad. Pero con la evolución de la nueva variante india y pendientes de la efectividad de las medidas de prevención, el verano está aún por descubrir.

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