Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Abaratar la independencia

Sánchez reformará el Código Penal para beneficiar a los condenados por sedición contra el Estado

Sánchez continúa su patética huida hacia adelante en concesiones independentistas anunciando una reforma del Código Penal donde los delitos de sedición -por los que están encarcelados sólo los que pretendieron la desmembración del Estado, con la independencia de Cataluña- serían rebajados, con carácter retroactivo, "para adaptarlo -dicen, considerando a los ciudadanos tontos de remate- a niveles europeos". Sería uno más de los acuerdos con ERC para asegurarse la continuidad en el poder que es lo único que le preocupa a Pedro, y no que los votantes se sientan engañados por quién es un maestro en la mentira y las contradicciones cuando decía que no podría dormir con ministros de Podemos ni negociaría con los independentistas. Éstos lo han celebrado como el comienzo del "fin de la represión" y sin propósito de enmienda. Junqueras, que se beneficiaría de esa reforma del Código Penal, ha dejado claro que volvería a hacerlo. Todo lo que logren de Pedro y su aliado Pablo -unidos en su aberrante idea de la plurinacionalidad- respecto a su irrenunciable idea de la independencia y la amnistía -con otro nombre intentará cínicamente maquillar el Gobierno la reforma penal que beneficie a los delincuentes del 'procés'- será considerada un éxito, como en realidad lo es, ante el rendido y desarmado 'Estado opresor español', en detrimento de la honorabilidad de la única nación que nos acoge a todos los españoles.

Sánchez puede lograr, con mayoría absoluta en el Congreso, cualquier proyecto de ley orgánica, porque obviamente no sólo tendría el apoyo de su socio de gobierno, sino de los nacionalistas e independentistas catalanes, vascos, gallegos, incluyendo a los filoetarras de Bildu, a los que también deben Sánchez e Iglesias haber formado tan copioso Gobierno de coalición. Por eso insisten en utilizar el fantasma de la derecha extrema o extremísima, como escudo para afrontar las críticas razonadas de los sectores auténticamente progresistas que advierten del peligroso desgarro de un viejo país que nos recordaba en estas páginas Jerónimo Páez.

Porque lo peor de todas estas concesiones de un cínico manipulador de sus propias acciones para lograr sus personales ambiciones de poder es que, en un próximo futuro, quedará muy claro que independizarse será barato y estará al alcance de cualquier región que se deje manejar por grupos capaces de envenenar a los ciudadanos en ideas racistas, supremacistas, xenófobas para convertir sus naturales y ricas variedades en elementos de dispersión y alejamiento de una superior idea común. Don Pedro verá, al fin, cumplido su sueño de la plurinacionalidad. ¡Qué peligrosa locura, cuyos episodios continuaremos viviendo con inquietud! Qué falta nos haría hoy un Pérez Galdós.

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