El as en la manga

Ángel Esteban

Abierto por reformas

EN Cuba pasa lo contrario que en las tiendas convencionales: en lugar de cerrar, se abre por reformas. Y además, guardando las formas. Me parece que es lo más inteligente que ha hecho un dirigente cubano desde 1959. La verdad, no ha habido muchos dirigentes desde entonces, pero aquí se nota who's who. Con Fidel, nada habría cambiado nunca. Con Raúl, no ha habido semana en la que no se anuncie un "abierto por reformas". A los pocos días de ser elegido, el hermanísimo comenzó el baile de pequeñas zanahorias en los hocicos de los conejos. La normalización del uso del celular, la posibilidad de utilizar habitaciones de hotel, la apertura a internet, la exención de los visados de salida, la eliminación de las cartas de invitación para poder pedir un visado, y ayer mismo, la inclusión de series norteamericanas como House, Los Soprano o Friends en la aburrida y simplona televisión nacional, son muestras de que una no tan tímida apertura está teniendo lugar en la isla de la dictadurísima.

Y es cierto que no todo son palmaditas en la espalda de los cubanos: hay también azotes e insultos, como los del lunes pasado a las Damas de Blanco, que siguen protestando por el encarcelamiento injusto de sus maridos periodistas y escritores, pero no deja de sorprender positivamente la lucidez de Raúl para emprender el desmoronamiento voluntario de la revolución, a pesar de que lo niegue rotundamente. Ya no hay marcha atrás, y va a seguir habiendo reformas hasta que ese país sea cabal y democrático, porque no hay otra salida.

Me parece muy oportuno que Castro haya abierto ese camino, que es el de la transición pacífica. Auguro que de aquí a un año la sociedad cubana será muy diferente a la de ahora. El escollo más grande va a ser, sin duda, la adecuación de los sueldos de los isleños a las posibilidades que se están generando, el control de los enriquecimientos fulminantes y obscenos frente a la miseria generalizada, y la contención de la avalancha de cubanos de Miami, borrachos de odio (disculpadme que los comprenda a medias), dispuestos a cobrar con intereses de cincuenta años todo lo que perdieron injustamente. Ese es el verdadero reto del gobierno actual. Y después, elecciones libres, sufragio auténticamente universal y transversal. Eso llegará en su momento. Estoy seguro de que Raúl lo tiene pensado aunque, lógicamente, no será con él. Los dictadores y sus secuaces no pueden dejar que, en vida de ellos, se instalen procesos de libertad absoluta. Hay muchos que les tienen ganas más que quinquenales. Que se lo pregunten a Pinochet, allá en el otro mundo.

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