Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Acoso sexual a la muerte

Los cuatro ministros que se proclamaron novios de la muerte ni se le habían declarado ni pedido su mano

La vida española se está judicializando. La Justicia, con su lentitud proverbial, se ve como la última tabla de salvación de aquellos, sobre todo políticos, que han sido cogidos en un renuncio y que tendrían que dimitir, avergonzados. Ellos utilizan la justicia como burladero para seguir un tiempo más en el cargo, bien para destruir pruebas o para seguir disfrutando del poder. Pero no sólo la vida se judicializa, también la muerte que, según dicen, va a denunciar a los cuatro ministros que en Semana Santa pregonaron que eran sus novios, sin declarársele ni pedir su mano ni, valientemente, consumar la boda; tan descorteses como el torero Dominguín, más interesado en escapar de la cama en la que había yacido con Ava Gardner, para ir a pregonar su hazaña ante sus amigotes, que en quedarse con la diva a consumar la faena. Muchos jueces, ante el colapso de los otros poderes del Estado, no ven mal esta judicialización y han dado en aplicar las leyes fantasiosamente. Lo último: considerar terrorismo las protestas de los CDR (Comités de Defensa de la República). Me asusta la idea de que un juez imaginativo considerara terrorista la Semana Santa: Se invaden las calles. Atruenan la ciudad con cohetes y marchas, queman cera que provoca resbalones y caídas, despiertan niños, aterrorizan ancianos, no dejan terminar sus másteres a los estudiantes...Piedad borroka, fabularía el magistrado que la juzgaría misionera y fanática. Lo único que nos faltaba es que nos quitaran la Semana Santa en Andalucía, con la de dineros que atrae y la cantidad de puestos de trabajo que crea. Y que se nos vayan Bankia , la Caixa y alguna churrería del centro. Y lo que es peor, ¿dónde colocamos a los licenciados parados, con sus másteres y carreras de verdad, y que ahora se apañan, los que no se nos van al extranjero, sirviendo copas a los turistas? Vamos a pensárnoslo mejor lo del terrorismo, para que cofrades y los CDR no terminen en campos de internamiento. A los dos colectivos les mueve un buen fin. Unos queman cera para obtener la salvación eterna, los otros neumáticos para la salvación terrenal de los que se han quedado sin camas en los hospitales y sin maestros y escuelas de cemento y ladrillos, porque el dinero, en lugar de usarse para atender a los ciudadanos, se dilapidó en comisiones, rescates de autovías ruinosas y bancos buitre. ¡Que no se judicialice el aire que respiramos!

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