Se acaba de anunciar un acuerdo entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos para reformar la legislación laboral en España, en un intento de modernizar las relaciones laborales para hacer más competitiva la economía española y dar más garantías a los derechos de las personas trabajadoras. Es una muy buena noticia porque expresa una actitud enormemente positiva de los agentes sociales editando un espíritu de consenso que está sin duda a la altura de las circunstancias que España necesita en estos momentos. Ser capaces de acordar la nueva legislación laboral manda una señal de gran importancia que debiera ser recogida por las fuerzas parlamentarias para cerrar otros grandes acuerdos que también son imprescindibles para nuestro futuro.

Aún a falta de un análisis profundo, me parece muy significativo que se haya optado por unas relaciones laborales en las que la contratación prevalente sea la de carácter indefinido. Ello aporta un plus de seguridad a las familias que es de gran importancia. Sobre todo, en estos momentos de incertidumbre que estamos viviendo a causa de la pandemia. Se rompe así con una dinámica de temporalidad y precariedad que a todas luces resultaba exagerada en perjuicio de las personas trabajadoras y sus familias.

Los contratos normales serán los indefinidos y los temporales lo serán solo con causas concretas y controladas, en especial para sectores como el agrícola o la construcción. Incluso estarán acotados en el tiempo: seis meses ampliables al doble por convenio, o 90 días. También, la seguridad se refuerza al tener primacía el convenio sectorial sobre el de empresa, entre otras cuestiones.

Este acuerdo es expresión de una gran capacidad de defensa de los intereses de cada uno de los agentes sociales con un espíritu de flexibilidad para encontrar los puntos comunes que pueden permitir satisfacer los intereses de todos. Gobierno, patronal y sindicatos han dado con este acuerdo un muy buena señal a Europa y han sido capaces de demostrar que se pueden cumplir nuestros compromisos para modernizar nuestras estructuras productivas y aprovechar los fondos europeos que pueden ayudar a dal un salto cualitativo al bienestar de nuestro país.

Creo que hay que dar la enhorabuena a los protagonistas, agradecer su capacidad de diálogo y sus concesiones para llegar a este acuerdo histórico y esperar que las fuerzas políticas sigan el ejemplo para acordar de igual manera sobre los asuntos estratégicos de nuestro país.