EL encontronazo entre los herederos de José Guerrero y la Diputación de Granada, a propósito del mantenimiento del legado del pintor en el museo de la calle Oficios, comenzó tensa y confusa y va a terminar de la misma manera. El próximo día 15 los cuadros saldrán para siempre del centro Guerrero. La responsabilidad es compartida. A la vista de las intrincadas razones que dan unos y otros sobre las negociaciones, la conclusión que se saca desde fuera es que ha faltado voluntad para lograr un acuerdo. Está claro que la familia quiere dar por liquidado el acuerdo y que el área de Cultura de Diputación comparte en cierto modo el deseo de acabar de una vez con este largo y estéril diálogo. No deja de ser paradójico que al final vaya a ser la Diputación la que saque del Centro Guerrero la obra, la embale y la mande a Madrid, es decir, que la institución de Granada, en su afán de acabar con las complejas e inútiles negociaciones, sea la que ponga los tratos en la calle. En cualquier caso, la conclusión es bien lamentable para Granada, la cultura y el arte. ¿Cómo se explicará dentro de unos años semejante pérdida?

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