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No creo que los que han acudido a un vientre de alquiler hayan generado algún tipo de violencia

El próximo día 21 de octubre se van a concentrar los hombres que convocan a otros hombres que luchan abiertamente contra la violencia machista. Estos hombres formaron, hace años, un grupo al que denominaron Asociación de Hombres por la Igualdad de Género. Cada año, y manteniendo por respeto las distancias con la fecha del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de Violencia contra la mujer, ellos convocan una Rueda de hombres en la que leen un manifiesto. Es de admirar que exista una plataforma que visibilice al sexo masculino que trabaja por lanzar valores que ayuden a concienciarse a los de su mismo sexo de cómo pueden evolucionar en sus comportamientos, pensamientos y roles en favor de una convivencia respetuosa hacia las mujeres. Dicen que "rechazan enérgicamente la violencia que sufren muchas mujeres y sus hijos. Los maltratadores convierten el hogar en una cámara de torturas" y que un hombre que maltrata no es un buen padre, por lo que debería alejársele de sus hijos. Este año en su manifiesto hay un párrafo que, a mí, personalmente, y a otras mujeres con las que he compartido esa duda, nos chirría un poco. Que hace que su manifiesto no pueda gustarnos a todas. En su párrafo número siete, hoy, dirían lo siguiente: "La prostitución, la trata de seres humanos y el alquiler de vientre …es otra forma de violencia de género". En esta reivindicación concreta yo, y otras mujeres, no estamos de acuerdo. Ellos consideran que el vientre de alquiler es violencia de género. No me imagino que los hombres y mujeres que han acudido a un vientre de alquiler hayan generado algún tipo de violencia sobre aquella que se ha ofrecido voluntariamente a prestar su vientre para hacer padres, y madres a quienes no lo pueden ser de otra manera más allá de la adopción o la inseminación. Este tema es para otro debate. Pero dentro de ese manifiesto contra la violencia de la mujer, no me encaja este punto exacto. Se debe mantener la idea clara de que la violencia machista define a un hombre que maltrata psicológica y físicamente, incluso hasta la muerte, a una mujer. El resto de las agresiones, el resto de las actuaciones como la del vientre de alquiler, para mí, no se ajustan dentro de la ley contra violencia machista. Esto puede llevar al traste una iniciativa que, aunque reúna sólo a una veintena de hombres en Las Setas de Sevilla el próximo día 21, podría ser loable con esta excepción. Sólo para que lo piensen antes de hacer público ese manifiesto que debe estar direccionado hacia el objetivo correcto.

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