Crónica Personal

Ahora, Rajoy

Pablo Casado se ha desvinculado de lo ocurrido, pero, mal que le pese, el PP sale tocado de esta peripecia investigadora

Se desmorona el castillo de naipes. El PP lleva años en el ojo del huracán, los nombres de las causas abiertas contra algunos de sus dirigentes por corrupción, o por presunta corrupción, suenan en todos los oídos, Gürtel, Púnica, Palma Arena, Brugal, Bárcenas … y Kitchen. Esta última puede llevarse por delante nada menos que a Mariano Rajoy, si se demuestra que estaba al tanto de la operación diseñada en despachos de su Ministerio de Interior cuando lo dirigía Jorge Fernández Díaz, con Francisco Martínez como secretario de Estado de Seguridad. Operación que se realizó con la ayuda inestimable de Villarejo y sus colaboradores, que captaron al chófer de Bárcenas y de su mujer para que a cambio de recibir una cantidad mensual de la partida de fondos reservados, consiguiera documentos en poder de Bárcenas que podían demostrar que había existido financiación ilegal en el partido. De esa manera, pensaban, neutralizarían pruebas importantes para las investigaciones judiciales.

Francisco Martínez cumplió con las instrucciones que le dio el ministro, y distintos wasaps que maneja la Fiscalía que investiga el caso y que rastreó su teléfono, recogen los mensajes intercambiados con Fernández Díaz y con el equipo de Villarejo. En principio no aparecen instrucciones del entonces presidente del Gobierno, pero, una vez perdido el Gobierno y convocadas nuevas elecciones, el ex secretario de Estado expresa su queja por haber sido eliminado de las listas al Congreso e incluso al Parlamento de Madrid, lo que considera -con razón- una maniobra para dejarlo "tirado" y sin aforamiento a pesar de la lealtad demostrada a su ministro, al presidente y a Cospedal. Un wasap que es toda una bomba de relojería contra la cúpula de Rajoy y contra el propio ex presidente, aunque habría que demostrar que el ministro de Interior recibía instrucciones de Moncloa. Pablo Casado se ha desvinculado de lo ocurrido, en aquellos tiempos él no era más que un diputado de base por Ávila y ha reiterado su rechazo a cualquier tipo de práctica delictiva. Pero, mal que le pese, el PP sale tocado de esta peripecia investigadora.

Las nuevas informaciones ponen de manifiesto, una vez más y para desgracia de los españoles, que la política era un lodazal en el que se movían figuras muy destacadas, aunque había otras que jamás entraron en ese terreno. Justo será que las investigaciones se realicen con rigor y sin presiones de ningún tipo -ay la fiscal General, tan partidista-, para separar el grano de la paja, los buenos de los malos, los decentes de los indecentes. Hoy la sombra de sospecha cae sobre toda clase de políticos, mal que le pese a los honrados, que los hay.

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