Abu al-Hasan al-Bunnahi (Málaga 1313/4-Granada finales siglo XIV) es un personaje que podría ser perfectamente el protagonista de una película o una serie. Figura olvidada, pero que con sus luces y sombras, fue testigo de uno de los periodos más apasionantes e importantes para la historia de Granada. Vivió en los tiempos en los que se construyo el Palacio del Jardín Feliz o Palacio de los Leones de la Alhambra.

Procedía de una familia rica y noble, de los Yudam, élites militares de origen sirio que llegaron desde los primeros tiempos de la conquista de la Península Ibérica. Se instalaron en Málaga, aunque en la época del Califato se trasladaron a Córdoba. En la etapa de Almanzor regresan a Málaga donde continuaron ocupando importantes cargos.

En el primer tercio del siglo XIII tenían gran fama y riquezas. Pero la ruina llegó a la familia con las confiscaciones de sus bienes que les hizo Ibn Hud. Ibn al-Jatib reprocha a al-Bunnahi que gastara el dinero en hacer copias de sus libros cuando tenía necesidades mucho más urgentes.

Al-Bunnahi ejerció en la justicia como cadí en la Axarquía de Málaga, después ocupó cargos en Málaga donde predicaba en la Mezquita Mayor. En Granada será secretario de la cancillería real, comenzando su amistad con Muhammad V.

Cuando Muhammad V es destronado por su hermanastro, al-Bunnahi lo acompaña al exilio, a Fez. Situación incierta porque dependían de las circunstancias y podían recuperar el trono o incluso perder la vida. Gracias al apoyo de Pedro I de Castilla y de la corte magrebí Muhammad V consigue recuperar el trono de Granada, lo nombra junto a Ibn Zamrak secretario de la cancillería en Ronda.

Amigo primero y enemigo después de Ibn al-Jatib, amigo de Ibn Jaldún, cadí supremo de Granada, mantuvo siempre la amistad y el aprecio de Muhammad V.

Vivió la pandemia de la peste negra, las intrigas de la corte. Se dedicó a la justicia, la enseñanza y a sus actividades literarias.

El siglo XIV fue un calidoscopio, el esplendor del pasado se entrelazaba con las nuevas ideas. Granada era un punto clave en el comercio del Mediterráneo, con colonias estables de mercaderes catalanes y genoveses. Contaba con una población formada por árabes, por berebéres o amazigh, por cristianos y judíos. En los reinos cristianos vecinos triunfa el arte burgués del gótico tardío y el incipiente prerrenacimiento, así como la cultura cortesana caballeresca, cuya influencia la vemos en las pinturas de la Sala de los Reyes de la Alhambra. Es el tiempo de Dante y su Divina Comedia, y donde el arte se populariza en Europa gracias a la técnica del grabado y las estampas.

Han estudiado a este autor, entre otros: Bencherifa, Calero Secall, Leví-Provençal, y al-Zirikli.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios