Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

Aldeanos de chavico

No se es mejor gestor por atesorar un árbol genealógico de nacidos a la sombra de la Torre de la Vela

Cada vez que escucho que España nació el 2 de enero de 1492 detecto el afán de protagonismo de los aldeanos de chavico y perra gorda que hicieron novillos en las clases de historia. Olvidan la anexión de Navarra por Fernando el Católico o la decisión de Ceuta de permanecer en España tras la Restauración Portuguesa. Aunque da igual. Países con la historia del nuestro no tienen acta de nacimiento. Celebrar ese tipo de vulgaridades es propio de las colonias que se independizan de los imperios, no de quienes fueron imperio y llevaron cultura, lengua, religión y costumbres hasta el último rincón del orbe. Y menos que ninguno, aquel en el que nunca se ponía el sol.

Cuando oigo o leo lo de "la Alhambra para los granadinos" me imagino una pancarta colgada del Big Ben que pida lo mismo para los londinenses o una manifestación en los Campos Elíseos que reclame el Louvre para los parisinos. Al menos, y dada la natalidad de la Santa Sede, no veo a ningún vaticanito fetén reclamando para sí la Basílica de San Pedro. Eso que ganamos todos.

Porque ni la Alhambra es de los granadinos, ni el Museo del Prado de los madrileños, ni la Catedral de Burgos de los burgaleses, ni ningún monumento es de quienes, porque su santa madre se puso de parto en un lugar concreto nacieron en él. Somos meros depositarios de un patrimonio cultural que no conoce tiempos ni fronteras. Apropiárselo con aldeanismos baratos y soflamas de barra de taberna es tan delirante como inmoral. Nuestra obligación está en mimarlo y conservarlo para entregarlo mejor aún de lo que lo recibimos a las próximas generaciones, no en explotarlo inconscientemente hasta matar la gallina de los huevos de oro que sitúa a esta ciudad, junto a un amplio conjunto de obras maestras, en el mapa del mundo. ¿O vamos a pagar las deudas del Ayuntamiento subiendo el precio de las entradas de la Alhambra? No se es mejor gestor, ni se ama más a la Alhambra por atesorar un árbol genealógico de nacidos a la sombra de la Torre de la Vela. El director del Louvre se apellida Martínez y es hijo de emigrantes españoles; el de la National Gallery, Gabriele Finaldi, desciende de italianos y fue director adjunto del Prado antes de volver a Londres. Podríamos seguir enumerando casos iguales hasta el infinito. Así que sería más inteligente buscar al mejor gestor a lo largo y ancho del mundo que pagar alguna deuda política con un cargo de relumbrón.

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