Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

La Alhambra y los jueces

Difícilmente sabremos si la Cueva de Alí Babá existía o si se encontraba a escasos metros del Mirador de la Reina

Ya hay solución al caso Alhambra y es la peor de todas. La Audiencia Provincial ha ordenado al juez que ponga fin a la investigación y anule las diligencias policiales del último año. Los investigados no han declarado y "no cabe recurso ordinario" contra el auto, lo que convierte en indescifrable el escándalo. El cuento de los cuentos, que abarca muchísimo más de 1001 noches con sus días correspondientes, concluirá probablemente sin que conozcamos el final. Difícilmente sabremos si la Cueva de Alí Babá existía o si se encontraba a escasos metros del Mirador de la Reina, en terrenos más llanos y lejanos a los que conduce el curso del sol poniente o en el palacio del mismísimo comendador de los creyentes.

El peor de los hurtos, si es que los ha habido, es el hurto de la verdad que sufrirán los ciudadanos, sobre quienes recae siempre el pago de los desafueros de los poderosos. Hay otras víctimas: los policías, que ven arrojado al cubo de la ignorancia cientos de horas de trabajo, los inocentes (que también los habría) y la propia imagen de la Justicia. Si el magistrado Antonio Moreno favoreció la prescripción, el fallo fue suyo en un asunto en el que se dilucida la presunta distracción de varios millones de euros públicos. Pero si lleva razón, y no pudo actuar durante meses a la espera de decisiones de la propia Audiencia y, más tarde, del juez decano de Granada, no han sonado las alarmas y ha errado la Administración judicial en pleno. De ser cierta esta última versión, y según apunta en Granada Hoy la compañera Lola Quero, cuando se decidió que el proceso debería recaer en el juzgado de Moreno ya habría acabado, o casi, el plazo destinado a la investigación.

Entre los magistrados que dictaminan la prescripción se encuentra el presidente de la Sección Segunda de la Audiencia, José Requena, señalado junto a otros jueces, fiscales y políticos en una supuesta "confabulación" en el caso de la Casa Agreda por el abogado Carlos Castresana. Requena se declaró escandalizado, empeñó su honor y su palabra y recibió el respaldo de sus compañeros en un auto muy duro para los recurrentes. Requena presidió asimismo el tribunal que absolvió a un sacerdote de supuestos abusos a un menor en el que podía haber responsabilidad subsidiaria del Arzobispado. El juez que instruyó la causa previa y encontró indicios de culpabilidad del religioso fue también Antonio Moreno. Asombra la diferencia de criterios. ¡Y que haya más leyes que medios para hacer justicia!

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