Alternativas menos gravosas

Estoy en el convencimiento de que los que hacen las leyes a la hora de legislar se sitúen en posiciones reales

Hace pocos días se hacía pública la condena a pena de cárcel a un anciano de más de ochenta años, por haber matado, involuntariamente según parece, a uno de los dos individuos que penetraron en su casa, disfrazados y exhibiendo un arma de fuego simulada y a su también anciana mujer la golpearon brutalmente, llegando a romperle los huesos de una mano, con una puerta, exigiendo que les entregasen de inmediato una caja fuerte que, los ladrones presuponían que tenían en su domicilio.

En un momento en que el marido pudo justificar su ausencia de la habitación en la que estaban, aduciendo que iría a buscar algún objeto de valor, pudo hacerse con un arma de fuego real, que tenían en casa y sin pretender herir, pero sí amedrentar, según sus declaraciones, disparó efectivamente, causando el pánico en los ladrones, que salieron huyendo del domicilio y cayendo desplomado y muerto uno de ellos, ya en la calle, pues el pobre viejo había tenido la mala fortuna de acertar en el disparo.

El jurado, al declararle culpable, aunque indicando que era merecedor, especialmente por su edad, de un indulto, manifestó que debería haber empleado alternativas posibles "menos gravosas.

La cuestión es que el empleo de alternativas "menos gravosas", en medio de una situación límite en la que ves cómo tu esposa, compañera, amiga o lo que sea, grita de dolor porque le están destrozando los huesos de una mano, para forzar la entrega inmediata de una caja fuerte, alhajas o cualesquiera cosas de valor, con más de ochenta años, en que uno no dispone de tabletas musculares que le permitan poner orden por la fuerza, habría que entender muchas cosas que, al parecer, sucedieron.

No voy a decir que la decisión del jurado popular y del tribunal de justicia no sea la adecuada y desde luego mucho menos que lo sea. Pero sí estoy en el convencimiento de que los que hacen las leyes, que para eso, entre otras cosas deberían de servir los parlamentos, especialmente el Congreso y el Senado; a la hora de legislar se sitúen en posiciones reales, ya que redactan códigos tan abultados y precisos para otros casos.

Porque es muy triste que con más de ochenta años -y con menos, también- tengas que tener la frialdad de saber aplicar alternativas "menos gravosas", cuando unos extraños destrozan físicamente y psicológicamente a tu mujer o a ti mismo. Y en tu propia casa. ¿O no?

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