El nuevo rector de la Universidad de Cádiz (alias UCA), Francisco Piniella, se ha estrenado en el cargo a lo grande, con una de esas arbitrariedades que delatan una subcultura del poder muy arraigada en la universidad andaluza. Como ya habrán leído en la información firmada por Jorge Muñoz, el Magnífico gaditano ha vetado la presencia del abogado de laManada, Agustín Martínez, en unas jornadas sobre la cosa sexual (adiós al derecho de defensa y todos esos cuentos para niños). No nos meteremos ahora en los recovecos del caso, para eso está Google. Lo que nos interesa de esta anécdota es que nos da pie para hablar sobre las conexiones y sumisiones de muchos rectores andaluces al poder político, una vieja tradición que conoce cualquiera que se haya rozado con el templo de la sabiduría. La utilización del bonete negro para saltar a la política no es algo nuevo ni exclusivo de nuestra comunidad autónoma, pero aquí se ejerce con una especial intensidad. Después vamos a la lección inaugural del curso y el rector de marras se permite meterse con los mass media y decir que la "universidad es el único rincón donde se protege la libertad de expresión, el pensamiento crítico y bla, bla, bla". Que se lo pregunten a Íñigo Errejón, una víctima de las ambiciones rectorales.

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