Escucho a los de la derechona babeando airados al mencionar al "mediocre este con pinta de maniquí que está colocando a todos los suyos bien deprisa para que al menos les quede la paga cuando se les acabe el chollo". Hablan, con la rabieta habitual, del de enfrente, el que no pasó por las urnas y le birló el cargo por una rocambola a aquel señor formal (y lento), un señor de los de toda la vida, registrador de la propiedad por todo aval para dirigir un país.

Reflexiona uno y colige que resulta normal que los peperos y los de más allá de la razón rabien con el cambio. Hacía falta, claro, removerlos para que se aireara la rapiña realizada. Es normal que estén jodidos, medito, y que rabien porque se les acabó la ubre inmunda. Pero, lo que al observador del turnismo este del poder le queda es ver qué hay de verdad en tanta crítica feroz, que al igual que en la loa al poderoso, siempre algo queda, faltaría más.

Y mira uno las caras nuevas/antiguas y los puestos dados a dedo y lee periódicos buscando si es cierto esto de que han llegado para pillar algo sabiendo que en nada se van. Ve uno que colocan a mansalva donde antes estaban los de la de enfrente como el servicio que entra a saco en la casa del señor en plena revolución. Amigos, amiguetes, amiguillos, colegas, pelotas de los que pueblan los aledaños del poder van ubicándose allí donde hay hueco, en esta fundación, en aquella dirección general, a sabiendas de que será por poco tiempo a las puertas como estamos de unas nuevas elecciones después de ver este espectáculo de un tal señor Sánchez manejado como muñeco de ventrílocuo por los morados podemitas y los 'indepes' en Madrid.

Concluye uno que le cuadra perfecta la palabra 'Amigocracia' a este cambio de figurantes, inflamadas sus palabras de renovación pero sabiendo todos que sí, que lo que tú digas Baldomero, pero que la paguica que te va a quedar esa no es moco de pavo aunque dices que lo haces por el bien del país.

Concluye uno a la vista de todo esto que, total, a esperar a ver qué pasa en las próximas elecciones para ver a los amigos, amiguetes y amiguillos de los de enfrente tomar al asalto aquello que les birlaron. Y se impone la idea de que sólo en la rotación ganamos todos, porque políticos-políticos de los que pierden incluso, qué poquicos van quedando.