Señales de humo

José Ignacio Lapido

Androides

ESTUPENDA noticia: "Ingenieros de la Universidad de Aberdeen, Escocia, han creado un robot que piensa y se adapta". Soy de los que creen que la esperanza de la Humanidad -si es que la hay- pasa por la paulatina sustitución de las comúnmente llamadas personas humanas por máquinas que puedan suplir nuestras muchas carencias. Este avance científico posibilitará que esto ocurra más pronto que tarde. Así como Zapatero sostiene que "la salida de la crisis será social o no será", yo creo que en un futuro no demasiado lejano seremos cyborgs o no seremos. Esto es, nuestro horizonte de supervivencia como especie pasa por convertirnos en híbridos más o menos bien parecidos, mezcla de cacharrería cibernética y casquería orgánica.

Hasta ahora los robots se diseñaban con unos parámetros de comportamientos limitados, y de ahí no se apartaban aunque las circunstancias exteriores cambiasen. Ahora, un novedoso software permitirá adaptar y mejorar sus capacidades en cuestión de horas. ¿Se imaginan lo que supondría instalar este software a nuestros políticos? Aprender de sus errores, ¡qué gran avance social!

La ciencia ficción han fantaseado a menudo con que vivimos rodeados de replicantes hechos a imagen y semejanza nuestra que intentan por todos los medios ocupar puestos relevantes en la sociedad para adueñarse de nuestro destino. Quién sabe lo que hay de verdad es esa fabulación.

Me pasó con Zapatero cuando tomó las riendas del PSOE. Pensé que era un androide programado para pedir pactos. Los pedía y los ofrecía sin recato y sin mesura, para el empleo, para la reforma de la Constitución, qué sé yo. No salía de ahí: repetición mecánica de mensajes simples. Deduje que era de la misma serie, pero en risueño, que Aznar, quien exigía la dimisión de Felipe González aún comiéndose las uvas de nochevieja. En cambio, el aspecto de Ibarretxe dejaba pocas dudas sobre su filiación: era un cyborg diseñado para poner en marcha un plan: su plan. Y hasta que no ha sido retirado por la unidad de blade runners correspondiente no ha habido manera de apartarlo del soberanismo de raíz mitológica.

El que ha quedado al descubierto ha sido Javier Arenas. En el debate de la toma de posesión de Griñán, Arenas Bocanegra se refirió al nuevo presidente de la Junta como señor Chaves. Hasta tres veces cayó en el error. A todos los que estamos en el ajo de la conspiración robótica se nos erizó el vello: es uno de ellos. Las nuevas circunstancias no impidieron la obcecación de un autómata mal programado y peor acabado. Sus circuitos neuronales humeaban mientras repetía con voz computerizada: "Chaves, Chaves, Chaves…" Griñán le reconvenía: "No sea perezoso intelectualmente". Si supiera la verdad… No es pereza intelectual, es fallo de fabricación.

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