La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Anverso y reverso

A los ciudadanos nos toman por mindundis pagafantas, mientras ellos juegan como les da la gana con nuestro voto

Lo que nos aclara quien gobierna es que sus verdades en oposición no siempre tienen que ver con las realidades que ejecutan si llegan al Gobierno. A los ciudadanos nos toman por mindundis pagafantas, mientras ellos hacen caja con nuestra representación delegada jugando como les da la gana con nuestro voto. Prometer hasta meter, que diría el clásico.

Carmena es ejemplar con su mal ejemplo en eso de decir una cosa y hacer la contraria. Dijo en campaña que su sueldo si era alcaldesa de Madrid bajaría de las estrellas al suelo de la gente, a una cosa decente. Y ganóse el favor del populacho. Fue agarrar la vara y recortó de todo, menos su salario. Con naturalidad asombrosa incumplió su promesa. Y ahí sigue como galáctica salarial de los alcaldes de España.

Pedro I de Moncloa hablaba y no paraba de lo indigno que eran las puertas giratorias para instalar excompañeros, hermanos o esposas en el sueldo galáctico perpetuo. Hasta que él ha llegado a la Moncloa y lo indigno ha mutado. Ahora es un derecho.

Sánchez maldecía de aquel gobierno antidemocrático del PP por abusar del decreto ley como método legislativo. Que abusón era el Sr. Rajoy por proliferarse a decretazos. Era hurtar la voz a la gente, decía. Hasta que ha roto él mismo el récord. Súbeme la radio, dice, cuando oye gritar por su desfachatez.

Las devoluciones de inmigrantes en caliente en Ceuta o Melilla eran un atentado contra los derechos humanos. Iba contra el más mínimo respeto a las personas, si lo hacía Rajoy. Ahora que Pedro Sánchez ordena la devolución inmediata de quienes saltaron la valla en Ceuta, su discurso de gobernante sobresale mediocre y justificador. Un reverso que indigna a ONG's propias y extrañas.

Anverso y reverso de políticos mediáticos más que líderes ideológicos. Personas que exhiben escrúpulos cuando son aspirantes, pero que no tienen el más mínimo empacho de devolver a los corrales de la tauromaquia política sus propias palabras y promesas, si fuera menester. Torean la verdad con pases de pecho y selfi adjunto. Sus principios son volátiles, dependen de las encuestas.

Nos queda la lección: que hacer oposición de manera demagógica y populista sea una vía rápida de llegar al Gobierno es una señal evidente de inmadurez democrática. Que para ellos gobernar no es tan importante como ganar el Gobierno.

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