Arenas movedizas

Nuestros políticos actuales son calamitosos, pero los que van a sustituirlos dentro de unos años serán aún mucho peores

Si la política de vetos y la parálisis institucional que provocan los vetos sigue su curso -y todo parece indicar que será así-, vamos a meternos en una zona muy peligrosa de arenas movedizas. Estas políticas basadas en el rechazo frontal al adversario -incluso al que está más próximo, como en el caso del PSOE y Podemos- surgen de la pulsión incontrolable de privar al oponente del simple derecho a existir. El éxito de la democracia en Occidente, desde el final de la II Guerra Mundial, se basó en que había un amplio consenso en el que todos cedían y todos transigían en determinadas cosas para admitir al adversario. Pero ahora parece que ese consenso se está desintegrando y que ya no somos capaces de aceptar a nadie que no piense exactamente igual que nosotros. Y así, el histerismo, el griterío, las simplificaciones o incluso las mentiras más descaradas -reconvertidas en teorías conspiranoicas- están ganando la partida. Y lo peor de todo es que algunas televisiones -públicas y privadas- se están subiendo al carro de la propaganda descarada que sólo pretende difamar al adversario al precio que sea. Un país puede tener una TV3, sí, pero no 17.

De momento, la gente de la calle vive relativamente al margen de estas peligrosas prácticas políticas, pero da miedo pensar en lo que podría pasar si llega una nueva crisis económica y nos pilla con esta forma despiadada de tratar al adversario usando las mentiras y la intoxicación propagandística. Y una de las cosas que más miedo dan es ver cómo la mayoría de los jóvenes cree que las sociedades prósperas y seguras pueden seguir siéndolo indefinidamente, sin reparar en que esa seguridad y esa prosperidad se basan justamente en la existencia de una política responsable que sepa crear consensos.

Nuestra clase política es calamitosa, sin duda, pero la que va a sustituirla, si la actual se empeña en continuar con esta política suicida las líneas rojas, será aún mil veces peor. Nuestros políticos son vanidosos, incompetentes, manirrotos y más bien tontos, sí, pero los que les sustituirán -y al paso que vamos quizá no tarden mucho- serán canallas indecentes (o incluso cosas mucho peores) que no tendrán ningún empacho en saquear y robar -y mucho más de lo que se ha hecho hasta ahora-, y que encima, si hace falta, no dudarán en mandarnos al matadero. Esto es lo que hay.

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