Arma arrojadiza

Fuera del Gobierno legítimo y del control leal de la oposición, ningún asunto de interés o de dinero público habrá de producirse

No he llegado a apreciar, en ningún momento, que la Alhambra; ese maravilloso conjunto monumental que, junto al Albaicín, es Patrimonio Cultural de la Humanidad; haya sido utilizado como "arma arrojadiza" entre el gobierno y la oposición de la Comunidad Autónoma.

Y digo esto por la sorprendente petición que hacía, en días pasados, el director del Patronato, Reynaldo Fernández Manzano, experimentado político en ejercicio, sobre este mismo particular, invocando para ello unos supuestos acuerdos que en ese mismo sentido pudiesen existir para dejar "al margen" de los asuntos de la política la gestión de los museos nacionales de El Prado o del Reina Sofía que, según la tesis propuesta por Fernández Manzano, se gestionarían en plan de cierto compadreo. Esos "acuerdos", escritos o tácitos, supondrían un negocio vergonzante para toda la clase política y para la sociedad.

Los políticos no son sino los hombres y mujeres que nosotros mismos, los ciudadanos, escogemos cada vez que hay elecciones, para que sean los que elaboren las leyes y gobiernen esta sociedad, que deseamos sea cada día mejor.

Sí, es cierto que la palabra político evoca, en opinión muy extendida de la ciudadanía, una figura casi despreciable, pues es demasiado frecuente que disfruten de privilegios inmerecidos y algunos hasta se hayan procurado dineros o haciendas que en absoluto les corresponden. Pero para eso están los jueces, más o menos lentos, pero inexorables y eficaces.

Aunque nos pueda costar en ocasiones mucho trabajo, en los políticos hemos de confiar. Son nuestros administradores y nuestros representantes, en este sistema que es la democracia y que, como dijo Winston Churchill es "el menos malo de los existentes".

Soy de la firme opinión de que fuera de la democracia nada existe. Fuera de la Ley nada debe de permanecer. Fuera del Gobierno legítimo y del control leal de la oposición, ningún asunto público y de dinero o intereses públicos habrá de producirse. Por tanto y para garantizar que no se susciten situaciones intolerantes o abusivas por despóticas y menos en temas de tanto interés general en Granada y Andalucía como es la gestión de la Alhambra y el Generalife, no deben quedar, de ninguna forma, en un modo de gestión de obscura rebotica y lejos de unos escenarios muy bien ventilados y muy bien iluminados, señores políticos. ¿O no?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios