Es necesario recordar nuestras raíces porque también pueden ser no solo historia, sino también recuperación y actualización presente y futura.

En esta arqueología del Festival evocar la música en el Reino Nazarí de Granada, aquellas grandes fiestas en la Alhambra que la dinastía nazarí celebraba, como la del Mawlid o nacimiento del Profeta, que nos relata Ibn al-Jatib, o las escenas musicales representadas en las Casas del Partal en el siglo XIV.

Después de 1492 la nueva música cristiana se hace presente con la entonación solemne del Te Deum laudamus en la Torre de la Vela. El 13 de febrero de 1492 los Reyes Católicos otorgan la "Carta de merçed del oficio de Alcaide de las juglaras y juglares de Granada a favor de Ayaya Fisteli, conforme usaron tal cargo los alcaides nombrados por los reyes moros". En mayo de ese mismo año se establece la erección jurídica de la Catedral de Granada, y en 1504 de la Capilla Real, ambas se dotarán de sus correspondientes capillas musicales.

Carlos V se casa con Isabel de Portugal el 10 de marzo de 1526 en los Reales Alcázares de Sevilla y se viene a la Alhambra a pasar su larga luna de miel. Johannes Lange en junio-julio de 1526 nos cuenta un interesante concierto. Las moriscas y moriscos le organizan una Zambra. Las Zambras, gracias a los gitanos del Sacromonte, se convertirán en el sello del genuino flamenco granadino en su proyección internacional.

En el barroco la ciudad se llena de actos en las fiestas del Corpus con Autos Sacramentales, carros triunfales, música y danza, que ya a finales del siglo XVI nos narra Francisco Henriquez de Jorquera.

Especial relevancia tendrá la estancia de Glinka en Granada (1845-1846) y las clases que el guitarrista Murciano le daba. Después vendrá el "alhambrismo musical", español y europeo. Los conciertos en las fiestas del Corpus, desde 1887 con Tomás Bretón a la cabeza, en el Palacio de Carlos V, y las veladas -en el mismo lugar- organizadas por Ángel Barrios. La llegada de los Ballet Rusos y su famosísima foto en la fuente de los leones, o el Concurso de Cante Jondo de 1922. Promovido por Lorca, Falla, Manuel Ángeles Ortiz y otros intelectuales, pretendían dignificar el flamenco y darle una categoría escénica de obra de arte muy diferente a la imagen negativa que muchos miembros de la generación del 98 tenían de él, recordemos lo que escribieron sobre el cante jondo Unamuno, Azorín o Eugenio Noel que incluso, este último, hizo una campaña antiflamenca con conferencias por todo el país.

En los antecedentes del Festival podemos descubrir ideas nuevas, vanguardias, la música en la Alhambra como referente más allá de las fronteras locales. Una arqueología a recuperar.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios