El Atrio, envuelto en celofán

Nos amenazan con lo que llaman "adaptación" del proyecto. Y lo han encargado a los mismos 'atronados' arquitectos

Trescientos treinta y dos millones largos de las antiguas pesetas se han gastado ya de dinero público que administra -con verdadera alegría, según vemos- el ente denominado Patronato de la Alhambra y el Generalife, dependiente de la consejería de Cultura de la Junta de Sevilla, en el denominado; por muchos rechazado y por más aún al menos muy controvertido; megaproyecto Atrio que no es, según nos dijeron, sino el programa arquitectónico para un nuevo acceso al monumento universal que es la Alhambra y el Generalife y, como tal, si no se hubiese decidido paralizarlo, guardando, así, los debidos cuidados y precauciones, se nos podría haber transformado en un disparate arquitectónico y económico de igualmente mundiales dimensiones, apuntado en recientes declaraciones por la profesora Begoña Bernal, presidenta del Comité Nacional Español del Icomos: Consejo Internacional de Monumentos y Sitios y que a la Unesco pudiera haber planteado la retirada de la consideración de la Alhambra y el Generalife como Patrimonio de la Humanidad, lo que, gozosamente, no ha llegado a suceder. Y todo porque a estas alturas de la película hubiésemos demostrado no saber respetar, conservar y transmitir, adecuadamente, el milenario conjunto patrimonial nazarí… Que tiene perejiles que esto pudiera haber acontecido en una ciudad culta… ¿Eh?

El polémico -por muy cuestionado- proyecto Atrio preveía, al parecer, de nueva planta, más de 12.000 metros cuadrados de edificación que, paradójicamente para cualquier arquitecto orgulloso de su obra, habrían de ser semienterrados y en buena parte cubiertos de yedras, parras vírgenes y otra vegetación trepadora, para que no fuesen vistos. En este 'enterramiento' quedarían 'sepultados' más de siete mil millones de las antiguas pesetillas, de aquellas con las que nos manejábamos antes.

Este descomunal y absurdo desatino quedó paralizado, por fortuna, en el momento en que muchas gentes de esta Granada -sorprendente- se movilizó en muchos, muchísimos de sus ámbitos, promoviéndose una masiva recogida de firmas que se dirigió a diversas instancias, entre ellas Unesco y en primera instancia su órgano asesor, el Comité Español del Icomos, que presionó definitivamente para que el intento quedase paralizado.

Menos mal. Sin embargo, ahora, nos amenazan de nuevo con lo que han dado en llamar "adaptación" del proyecto, de forma que lo que se haga sea mucho menos "invasivo". Pero que algo se haga: ¿El Atrio envuelto en celofán? Y lo han encargado a los mismos 'atronados' arquitectos. El pánico se ha dejado sentir por muy diversos ámbitos de la sociedad granadina, a la que, estas son las horas en que, aún, no se ha explicado, con claridad meridiana, cual es la filosofía de la pretendida nueva edificación y si es realmente tan necesaria, pero sin 'rollos' baratos de efímera palabrería, que, a su vez, se traduzcan en jugosos estipendios abonados por una clientela tratada como snob y si me apuran, tratada y tomada por cateta. Las firmas son las firmas, piensan algunos. Y hay que pagarlas. ¿O no? Pues no a cualquier precio. Y no me refiero al dinero.

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