palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Ausencia

EL único alcalde ausente de una ciudad con bienes declarados Patrimonio de la Humanidad en el encuentro de responsables de la gestión de monumentos amparados por la Unesco ha sido el de Granada, José Torres Hurtado. Si cuando refiriéndonos a los periódicos solemos decir que hay fotos o viñetas que parecen editoriales, hay ausencias tan clamorosas y significativas que parecen no ya un editorial sino una enciclopedia (en este caso una enciclopedia del desdén) o un tratado de arte político de muchos tomos (de tomos y lomos). ¿Por qué el alcalde no ha ido a Segovia? Caben varias interpretaciones pero todas poco favorables para el celo y el cuidado que se espera del regidor de una ciudad patrimonial que, por añadidura, tiene como principal y casi única industria de supervivencia la explotación turística de ese patrimonio. Torres Hurtado se excusó ayer diciendo que, hasta donde sabía, nadie lo había invitado. Los organizadores del encuentro mantienen lo contrario: lo invitaron pero no compareció. Es raro. El alcalde de una ciudad con tanto patrimonio como Granada, más allá de las afectaciones protocolarias, debe exigir e incluso imponer su presencia en un encuentro como el de Segovia.

Entonces ¿cuáles han sido las razones, digamos, hipotéticas de la ausencia? Si el alcalde no ha ido porque entiende que él o su partido no gestionan la Alhambra comete un grave error, pues el Ayuntamiento no sólo está representado en el Patronato sino que está implicado, además, en la gestión complementaria y cooperativa del monumento: gestión de tráfico, de los flujos de visitantes, cuidado y vigilancia del sector hotelero, etcétera. Pero es más, un alcalde que ha reclamado a sus padrinos políticos la modificación del organigrama del Patronato para acaparar el mando muestra unos preocupantes indicios de cuál será su gestión en el futuro si logra asestar el golpe que prepara. ¿Acaso al alcalde no le importa nada el parecer la Unesco ni del Icomos, el organismo consultor? ¿Y por qué no le importa? ¿Porque la idea que tiene sobre cómo se debe gestionar el monumento contradice las normas básicas de respeto patrimonial? Sería muy grave.

Claro, que también se puede explicar su ausencia por pura y llana vergüenza torera, esto es, por inoperancia para defender ante los organismos internacionales el desgraciado proyecto. O por pudor para defender ante expertos el contenido del plan del Albaicín que pretende imponer a golpe de mayoría. Torres Hurtado (al margen de las explicaciones de su ausencia) ha demostrado que sólo es capaz de congeniar con los suyos y que mientras no estén en el poder no aplicará, por demás, una política provinciana inspirada el grito localista de "la Alhambra para los granadinos".

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