La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Ay Carmena

Sus corifeos de guardia quieren obviar la democracia con infames convocatorias por whatsapp

La manifestatonta del pasado sábado en la madrileña plaza de Cibeles, era una de esas recurrentes demostraciones de frikismo político con las que agasajar a su facción más reinona. Pretendían los escasos asistentes "exigir" que a Carmena no le fuese arrebatada la vara de primera edil, a pesar de que las urnas, tras el recuento oficial, hayan hecho posible optar por un gobierno municipal distinto al que ofrece la chulapa de Chamberí.

Si por ellos fuera no habría habido elecciones siquiera. De haber podido, con un madurazo en Cibeles sustituyendo urnas por decretazo, habrían fijado a Carmena al sillón de alcaldesa de manera permanente. Como la Virgen de las Angustias, Carmena de alcaldesa perpetua. Sin más trámite. Que eso de hacer elecciones democráticas está bien para quitar a la derecha, pero no les vale si es la derecha la que arrebata el poder a la izquierda tras el recuento electoral. Hasta ahí podríamos llegar.

Ninguna queja contra la alcaldesa porque los desahucios hayan seguido su curso legal a pesar de presidir ella el Consistorio. Ni por la invasión de manteros en Sol y Callao. Se quejaban de que haya hablado la democracia, y Carmena, chulona mía, no haya sido declarada ya emperatriz de Lavapiés, la preferida de la mayoría absoluta del pleno de Madriz, Madriz, Madriz, sus verbenas, el chotís y su muy podemita pedigrí.

Esta izquierda ñoñi acepta los procedimientos democráticos sólo si el final es feliz para alguien de los suyos. Ya lo demostraron en Sevilla manifestándose contra la investidura de JuanMa Moreno. Estaría mal visto, y argumentado con fascismos al uso progre, si en idéntico proceder manifestonto, hubieran surgido del bando de la derecha igual número de raros exigiendo pactos en Graná que evitaran un gobierno de izquierdas unidas, según. Imagínense un coro popular en la plaza del Carmen cantando la Gran Granada de Sebastián. O a la trinchera naranja gritando: queremos a Luis, nuestro salvador errante. Lo que habría que oír.

Manuela Carmena, será por su edad, es mujer de ternura más proclive a ser entendida que refutada, aunque a la gestión diaria y política de esa bondad le surjan peros a mansalva. Sus corifeos de guardia quieren obviar la democracia con infames convocatorias por whatsapp, porque las urnas han contradicho sus deseos, y, tras el 26-M, su mayoría aparece en franco retroceso aun poniendo a un Errejón cerca. ¡Ay Carmena! Ya lo dijo Tarradellas: en política se puede hacer de todo, menos el ridículo.

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