La chauna

José Torrente

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¡Ay Sebastián!

A Pérez le aterra ejercer la valentía de "quien pierde, pierde, y a casita" que él siempre pregonó a los demás

En política lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno", decía Adenauer, primer canciller federal de Alemania, uno de los padres de Europa. Aferrado a ese mismo casillero argumental, en esa área del juego político clamando por su razón, es en el que, sorprendentemente, ha invertido todo su prestigio político el expresidente del PP de Granada, Sebastián Pérez, sin miedo a convertir en serrín toda la madera acumulada en el almacén de su trayectoria. E insiste en tirar el dado del 2+2, a ver si sale el cinco que le permita salir de su encasillamiento, y contarse veinte.

Aun a sabiendas del daño que provoca al partido que tanto se jactó de amar con lealtad extrema, imitando a truhanes que afeó, Sebastián Pérez sigue hoy en día con el martilleo de esa su petenera del 2+2, que para él no es anteponer Granada al partido, sino anteponerse él antes que nada. Y Salvador, de crisis en crisis, lidia el morlaco con quien se niega a demostrar la misma disciplina que exigió no hace tanto. Rechina que no siga las reglas que, en casos similares, el propio Pérez dictó, o acató pactos que incluso él también pergeñó. Acuerdos habituales en democracia, que también a él le permitieron sentarse donde ahora está.

El Sr. Pérez ha dado un ultimátum al alcalde, y por ende a su otrora amado PP, contra su falta de protagonismo político y municipal. Al parecer, cuando dimitió de presidente no calculó bien las consecuencias silenciadoras de su impulsivo gesto, con el que quiso declararse no tanto agraviado como retador. Y salió del armario de su soberbia con toda la cuerda dada al chantaje por el ninguneo, y con la marcha en la quinta velocidad del vosotros no sabéis cómo soy yo realmente.

Algo debería concluir un político con los años de ejercicio con nómina pública que Sebastián acredita, cuando con su particular hoguera de vanidad, solo se frotan las manos y salivan con fruición los rivales políticos que él siempre ayudó a derrotar. Debería de chirriarle que se hable más de él que de los 700 MM de euros que la Junta movilizará para Granada en tres años.

A Pérez le aterra ejercer la valentía de "quien pierde, pierde, y a casita" que él siempre pregonó a los demás. Qué lejos quedan los tiempos de la presunta calma administrada repleta de venenoso silencio. Aquel tácito disuadir de intenciones díscolas, sin que se notara el dictado. Ahora dispara contra todos. El gato leal convertido en fiero león. Amar al partido, ay Sebastián, era falso. Un decir.

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