La 'casa de los líos' de la Plaza del Carmen anda triste y vacía. Los plenos con la mayoría de los concejales en casa (más de uno con el pijama por debajo de la chaqueta) y ese magnífico equipo informático que costó 18.000 euros y que hace de las sesiones plenarias una cosa más infumable de lo que ya son de por sí. Están sin chispa los munícipes que otrora alegraban el cotarro. Aunque preferimos eso que las faltas de respeto constante y el tono agrio de quienes deben dar ejemplo.

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