La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Ayuso, al poder sin complejos

Una candidata incompetente se impondrá con estrépito al candidato ex sensato, rehén de la estrategia de Moncloa

La campaña más podrida de la democracia desembocará en una gran victoria de la candidata del Partido Popular y una gran derrota del candidato del Partido Socialista Obrero Español. Y ocurrirá sin que los madrileños hayan podido contrastar los programas de cada partido y sus respuestas a los problemas de los ciudadanos. Sólo han podido contrastar el nivel de decibelios, capacidad de injuria, planteamientos guerracivilistas y fango manipulador de los contendientes (la excepción, Edmundo Bal, el único que se quedará seguramente fuera de ese Parlamento iracundo).

A Ayuso le importa poco la trampa tendida por la izquierda a raíz de las amenazas de muerte procedentes de individuos de ultraderecha o enfermos mentales.No le importa que le exijan un compromiso de aislar a los diputados de Vox, porque carece de escrúpulos sobre la ultraderecha, porque su ideario se acerca más a los ultras que a un Juanma Moreno, porque la diferencia de diputados será tan abismal que los ultras no tendrán más remedio que dejarla gobernar -aunque con concesiones menores- y porque ni Podemos ni el PSOE están legitimados para pedir cordones sanitarios a nadie mientras ellos pactan, negocian y se alían con los no arrepentidos de Bildu o los golpistas catalanes en sus diversas modalidades. Sabe, Ayuso, que Madrid es netamente conservadora, que ella engullirá buena parte del electorado de Ciudadanos y que sus votantes se decantan de forma abrumadora incluso por gobernar con Vox, no ya sólo pactar.

Gabilondo será, tras Cs, el fracasado mayor del Reino, aunque personalmente no lo merezca. Pero él ha aceptado ser la marioneta de Moncloa, blando al inicio de campaña en búsqueda del voto centrista y acérrimo defensor del ¡No pasarán! de la última fase, cuando se ha impuesto la disyuntiva fascismo-antifascismo, ideada por Pablo Iglesias y pilotada como recurso final de la impotencia por Pedro Sánchez. Está el hombre haciendo a la desesperada el discurso años treinta de Iglesias y se arriesga a cosechar el peor resultado histórico del PSOE en la Comunidad. Hasta le pisa los talones Más Madrid (lo que podía haber sido Podemos si no hubiera caído en las manos sucias de Pablo).

A todo esto Ayuso no ha tenido que rendir cuentas de su negativa gestión de la pandemia, sus extravagancias identitarias sobre Madrid y su ambición de llevar al PP de Casado a los dominios de Aznar.

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