RELOJ DE SOL

Joaquín Pérez-Azaústre

Azafatas de Air Comet

YO me quedo en julio y para julio, espero el mes de julio como celebración para pasar la página de julio en mi calendario de las azafatas de Air Comet. Hay que comprarse uno de estos 1.200 calendarios no sólo para alegrarse a uno la vida, sino también para ayudar un poco a estas muchachas, que se han quedado en tierra con melancolía del despegue, y también del sueldo. El fotógrafo Augusto Robert ha hecho un recorrido por los escenarios de un avión y por los meses del año, todo con la finura requerida y esa ensoñación entre la delicadeza y la contención visible que ha causado siempre el gremio, con esa exaltación de los tobillos sosteniendo la bóveda celeste.

Cerca de un millar están a la venta, y el precio es irrisorio: 15 euros. 15 euros por tocar la desnudez, por hacer realidad la fantasía de un romanticismo en el avión. Desde la agencia de azafatas encargada de la gestión del calendario aclaran que los beneficios, en principio, se destinarán a cubrir el coste de la producción, y que aún no saben si lo lograrán. Lo cierto es que estas chicas perdieron su trabajo y sus medias azules aquel 22 de septiembre, cuando Air Comet se declaró en quiebra tras acumular una deuda cercana a los 100 millones de euros, que se dice pronto y con cierto dolor, sobre todo con la que está cayendo. También de arriba caen estos súbitos ángeles del aire, estas azafatas que nos han llegado como la primavera tímida y risueña, para recordarnos también que de esos 100 millones aproximadamente 7, que también se dice pronto, y aún con más dolor, correspondían a impagos a sus trabajadores. Ya sabemos el resto de la historia: los trabajadores empezaron a recibir sus prestaciones por desempleo a principios de marzo, tras presentarse el ERE un 8 de febrero con la consiguiente rescisión voluntaria del contrato de 76 trabajadores y la suspensión temporal del resto de empleados de la aerolínea, unos 590, cuatro meses. El 23 de marzo se presentó el concurso voluntario de acreedores: insolvencia, y al Fondo de Garantía Salarial.

Empezamos, entonces, la semana con la noticia triste de esta situación, pero también muy fresca por la idea. Son mujeres de verdad, pero están en la altura de la belleza esbelta más real. Cualquier mes es estupendo, ya se sabe, septiembre y esos muslos señalando el motor, agosto entre las nubes de la pasión aérea, abril con un tesoro tumbado en los compartimentos superiores, febrero dominante detrás de una cortina. Pero yo me quedo con julio, con la sonrisa de julio en su serenidad de labios, con la elegancia rubia de una espalda caída en un espejo de luz clara. Ya que la crisis nos enturbia el ánimo, no está mal volver la vista al cielo.

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