Cuchillo sin filo

Francisco Correal

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Los unos

Hay un universo común en las novelas de García Pavón, los cuadros de Antonio López y las películas de Almodóvar

Llevo cuarentaitrés años haciendo la misma entrevista. El modelo que utilicé el 16 de noviembre de 1976. La fecha la apuntó el propio entrevistado en el libro que me dedicó. Mi primera víctima se llamaba Francisco García Pavón y el libro con su rúbrica, "A Francisco Correal, ya amigo, como recuerdo de nuestra entrevista en el Café Gijón", se titulaba Ya no es ayer, sacado de un verso de Quevedo. Ya no es ayer. Y tanto. El 24 de septiembre se han cumplido cien años del nacimiento de este escritor manchego que hace 50 años ganó el premio Nadal con su novela Las hermanas coloradas, uno de los episodios de Plinio, el jefe de la Policía Municipal de Tomelloso al que convirtió en su héroe literario. Un Sam Spade mesetario que de la literatura pasó a una serie de televisión (con Antonio Casal y Alfonso del Real) en cuyos guiones participó José Luis Garci.

El Instituto Cervantes le ha dedicado a García Pavón una sesión de homenaje. Su prosa sigue gozando de excelente salud. No es frecuente señalar cinco libros valiosos de un autor: Ya no es ayer, Cuentos republicanos, Las hermanas coloradas, Cerca de Oviedo, El reinado de Witiza. En la misma revista en la que apareció mi entrevista con García Pavón, Cuadernos Manchegos, entrevisté a otros paisanos: el dramaturgo Francisco Nieva, de Valdepeñas, o los pintores Pepe Ortega, de Alcoba de los Montes, y Antonio López, también de Tomelloso. Pedro Almodóvar ha dicho que su cine es una forma de huir de la realidad dura y seca de su tierra y la mía, pero le salió un cine tan manchego, camuflado al principio de movida madrileña, que su gran éxito ha sido el mayor de sus fracasos: llegar muy lejos para seguir en el mismo sitio, ése al que ha vuelto en una última película que huele a Oscar.

La Mancha salta a borbotones por los relatos de García Pavón. Hace unos años, el dominical de un diario publicó una encuesta sobre los diez libros preferidos de medio centenar de celebridades. Ninguno, obviamente, hablaba de García Pavón, pero de regreso a casa atravesando las zonas de viñedos y secarrales de sus historias, ya cerca de su Tomelloso natal, vimos un cartel en el que se leía Melones Plinio. De esa gloria cucurbitácea no podían presumir ninguno de los autores que aparecían en la encuesta del dominical. Sólo faltaba el de Sandías Don Lotario, el elemental, querido Watson del policía de Tomelloso.

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