No es sí

Tanto el PP como los politólogos y opinadores han asumido que el PSOE es el Señor del Relato

Los principios no son sólo una garantía de que habrá finalidades y finales, sino a menudo el modo de que éstos acontezcan rápido. Cuántas veces los principios morales actúan con la tajante contundencia de Alejandro ante los nudos gordianos. Es lo que me pasaría a mí ante el chantaje de Sánchez a Casado, como ante cualquier otro. Recordaría de nuevo aquella respuesta de Borges a quien le llamó para ponerle en la alternativa de renunciar a un premio chileno y ganar el Nobel o recogerlo y no ganar jamás el premio sueco. Le dijo: "Hay dos cosas que un caballero no hace jamás: aceptar un chantaje…, y proponerlo"; y colgó el teléfono. Se quedó sin Nobel; sí, pero el premio perdió más.

El chantaje de Sánchez a Casado es: "O votas sí al decreto de alarma o no hay plan B. (Lo que significa que te señalaré como culpable de todo lo que acontezca a continuación, incluyendo los posibles rebrotes y la segura crisis económica)". Y si votas sí, cuando ocurran esos retrocesos, que ocurrirán, el PP no será responsable, pero sí corresponsable. Lo que basta a Sánchez para dispersar la culpa.

Tal alternativa del diablo ha dado paso a endemoniadas discusiones de estrategia política entre los comentaristas y politólogos. Se hacen derivadas hasta de cuarto grado y se piensa en Iván Redondo no ya como un Kaspárov del ajedrez político, sino como un Deep Blue (deep red). Conmigo, la elucubración fina pincharía en hueso. Casado, de ser yo, no tendría más vueltas que dar. Siendo un chantaje, el ¡no! va de suyo.

En el fondo, el verdadero problema late en el miedo a las consecuencias que le echarán encima a Casado. Tanto el PP como los politólogos y opinadores han asumido que el PSOE es el Señor del Relato, el gran generador de mitos. ¿No se sienten capaces de trasladar que estamos ante un burdo chantaje inaceptable?

Además, el no a Sánchez demostraría que éste nos ha vuelto a mentir, porque seguro que hay plan B. Y plan A y medio, que es tratar de aprobar el decreto de alarma negociando con el PP con un mínimo de respeto institucional. Si eso no cuaja, habrá también plan A y tres cuartos, que será aprobarlo con los socios de investidura, permitiendo de paso a la oposición hacer su papel de oposición. Es llamativo que un acuerdo con el socio ERC y el socio Bildu parezca más estrafalario que un apoyo dócil del opositor Casado. Y, si no, ya empezarían a aparecer incesantes planes B, C, D y Etc.

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