Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

La nada

Granada rima con nada, pero además con postergada, ninguneada, discriminada, agraviada o engañada

Que Granada rima con nada es algo indiscutible, pero desgraciadamente esa rima no se limita a caprichos del lenguaje, sino que, tanto para nuestra ciudad como para nuestros territorios históricos, se presenta como una auténtica realidad consolidada durante 40 años de nefasta gestión de nuestros intereses por la Junta y el Parlamento andaluz, por el Gobierno central y las Cortes Generales, y por el Ayuntamiento de la Gran nada.

El resultado es que Granada está en el cero más absoluto, no ya el que descubrió el barón Kelvin, sino el de la nada más absoluta en progreso, prosperidad, emprendimiento, infraestructuras o dinero, y nos lleva a la mayor tasa de pobreza, paro o carencias estructurales en comparación con nuestros compañeros de autonomía fallida.

En este relato de la nada que significa Granada en Andalucía, se acumulan los agravios y discriminaciones a nuestra tierra, de los que aquí se da puntual cuenta, tales como el AVE de segunda, la ausencia de inversiones eficaces, de proyectos viables, la sustracción de los remanentes de la Alhambra o de la Universidad, y otras muchas relegaciones más que engrosan la cuenta de la postergación deliberada en la que esta autonomía ha convertido a su territorio antaño más pujante.

Y esta semana, cómo no, otro agravio más se une a la lista interminable, el del Bono Turístico de Andalucía, aprobado por Decreto-Ley 25/2020, de 29 de septiembre (BOJA Extr. n º 59), que en su artículo 3.7 establece la distribución del crédito al respecto entre las 8 provincias andaluzas, y Sevilla recibirá el 23,09%, mientras que Granada el 10,91%, muy proporcionado si el objetivo es seguir relegando a nuestra tierra, máxime en un sector tan estratégico para Granada como el turismo.

¿Pero qué pretendemos que se decida en una metrópoli desde la que se llevan aniquilando nuestros intereses desde hace cuatro décadas?

Será nuestro destino, porque Granada rima además con postergada, ninguneada, discriminada, agraviada o engañada, porque nuestra realidad es la nada en esta autonomía que vive ajena a nuestros intereses y sólo se afana en la prosperidad de Sevilla -una maravilla- y de sus satélites cercanos, y ahora también de Málaga, pero sólo porque los malagueños y sus políticos han sabido luchar juntos por sus intereses.

Y Granada seguirá en la nada mientras los granadinos no tomemos las riendas de nuestro propio destino autónomo de Sevilla, ese día pasaremos de la nada al todo, porque Granada también rima con ilusionada, bien gestionada, desarrollada y afortunada…

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