Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

No

El resurgimiento de Granada pasa por el reconocimiento de nuestra propia identidad cultural, social, territorial y política

Tras ver el anuncio de Cruzcampo en el que una resucitada Lola Flores nos unifica a todos los que somos del sur de España bajo un acento sevillano-gaditano como propio de nuestra tierra, hay que decir no.

No, porque la cerveza oriunda de Granada es la Alhambra y el acento granaíno en nada se asemeja al ensalzado por la sevillana cerveza, bastante lejano en kilómetros y en pronunciación al de nuestra tierra, y que muchas veces ni tan siquiera entendemos; porque el habla "mi arma" es bastante ininteligible, y no sólo de Despeñaperros hacia arriba.

No, pues, por ello y por mucho más, a que Granada sea identificada con Andalucía y sus estereotipos, tan lejanos al ser y al sentir granadino.

Pero también hay que decir no a otros muchos clichés sociales, culturales o políticos que nos endilgan a Granada y a los granadinos desde Sevilla. Y es que, además del cliché del acento, o los del folklore andaluz, la jarana, los faralaes…, hay otro cliché político sobre nuestra tierra que hay que desmontar de una vez, por su falsedad y porque los propios políticos granadinos lo han fomentado durante décadas por acción o por omisión.

Me refiero al intento de implantación en el imaginario colectivo del "victimismo granadino", esto es, de que la culpa de la postergación y el ninguneo sistemático que sufre Granada la tenemos los propios granadinos, que vemos malvados gigantes sevillanos en vez de molinos de progreso y prosperidad, porque nos quejamos de que nuestros males vienen de fuera, cuando sólo vienen de la propia Granada y los granadinos.

No, hay que decir a esta idea-fuerza del stablishment político que quiere que sigamos siendo la provincia más periférica de su Andalucía, máxime cuando es un hecho objetivo que Granada lleva siendo postergada 40 años tras su inclusión en Andalucía.

El futuro de nuestra tierra no pasa por asumir una culpabilidad que no tenemos y de la que sólo deben responder los verdaderos culpables: políticos de aquí y de allí que sólo han defendido sus intereses y nunca los de Granada. Si hay culpa en los granadinos ha sido votar equivocadamente, aunque en campaña todos los políticos cantan, cuales sirenas, falsas promesas a los votantes, cuando luego, primero son ellos y sus cargos, y después sus partidos.

El resurgimiento de Granada pasa por el reconocimiento de nuestra propia identidad cultural, social, territorial y política, y de nuestras propias capacidades para progresar. El no a Andalucía, salir de ella, es prioritario para nuestra supervivencia territorial. El exit, el éxito y el existir nos esperan.

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