A bote pronto

Juan Alfredo Bellón

Baraja

SIENDO la baraja un mazo de naipes cuyo nombre proviene del árabe (baraca es 'suerte') a ella me acojo para labrar esta columna en primavera tan turbulenta, acudo al refrán (quien a buen árbol se arrima…) pienso en que un árbol bien plantado y su sombra protectora son condiciones favorables para aliviar la vejiga y sueño con Tarzán desplazándose de liana en liana y con refranes como la soga detrás del caldero o cada mochuelo a su nido.

Y es que, aunque las estructuras del azar mutan por capricho cuando a impulsos del caos, sus elementos se organizan según reglas de afinidad o contraste cuyo conocimiento permite limpiar los bolsillos al prójimo en una partida de cartas. Así en el póquer, donde rige una jerarquía de encartes por la que sabemos que un trío le gana a una pareja. Y a unas dobles parejas, como las del paralelismo sorprendente entre las nuevas amistades de Raúl y Ronaldiño y el modo de expresarlas. Así, mientras el delantero merengue ha hecho gala de su proverbial locuacidad al dedicar afectuosa y expresivamente "a mi amigo Sheik Mohammad" la camiseta del Real Madrid con que Esperanza Aguirre obsequió al príncipe heredero de los Emiratos Árabes tratando de adorar al santo por la peana; así también, en paralelo, el todavía jugador azulgrana ha enviado por medio de su representante a Berlusconi una camiseta con otra dedicatoria zalamera, yendo directamente al bulto y saltándose cualquier intermediación.

Y en estas, me corroe la curiosidad por saber si hay alguna relación entre ambas anécdotas balompédicas y el reciente rifi-rafe de doña Esperanza con Berlusconi a propósito del comentario de mal gusto que hizo este sobre las dificultades que tendría Zapatero por haber elegido a tantas mujeres para su Gabinete y al que Espe respondió enojada por saberse lideresa con espectativas.

Aunque más si cabe intrigan Bush y el Papa (la pareja de moda) piropeándose como novios y silbando bajo la lluvia que les cae, al uno por el desaguisado iraquí y guantanamero y al otro por los muchos casos de pederastia y otros deslices sexuales del clero USA protegido bajo el silencio cómplice de su jerarquía, tan celosa en cambio para erradicar la Teología de la Liberación.

Pero para trío, el de Los Panchos (Díaz Berbel, Sebastián Pérez y el arcarde Torres) enzarzados en combate a tres bandas, tal los de Lucha Libre de anteayer en Granada, por saber quién (y para qué) financió el exceso de campaña al senador flamante y con qué pagará el Ayuntamiento las expropiaciones ilegales del Campus de la Salud.

Seguro que arrastrarán y nos cobrarán las diez de últimas.

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