Mirada alrededor

Juan José Ruiz / Molinero

Batallas 'granatensis'

DICEN que Granada le ha ganado la batalla a la Junta de Andalucía en dos asuntos claves. El primero, la permanencia de la Alhambra y el Generalife como organismo autónomo -pero dependiente de la Junta, no se olvide-, en vez de ir a ese saco de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, donde se meten cosas que no tienen nada que ver con el monumento más universal y emblemático -y el más visitado- de España. Seña de identidad, por otra parte, de una ciudad que tiene en este conjunto la llave de su proyección. El segundo episodio ganado -hasta ahora, porque un enfadado Griñán no ha descartado el veto- ha sido la libertad de CajaGranada para decidir sus destinos, sin ceder a la voracidad económica y financiera autonómica, y de su actual presidente, empeñado en crear una caja única en la región, sin importarle los puestos de trabajo que se perderían si se absorbiera la caja granadina para gestionarla en Málaga o Sevilla. Menos mal que el actual responsable de CajaGranada es Antonio Jara que ha demostrado, desde que fue alcalde de la ciudad, su capacidad para defender los intereses locales frente a esa vieja voracidad. La otra rectificación en pocos días es el ciclo veraniego Lorca y Granada que se intentó borrar de un plumazo y que ahora parece que el Generalife volverá a acoger, para llenar de un poco de sentido -veremos con qué- el páramo en el que queda la oferta cultural en verano.

No se trata de granadinismo barato, sino de temas claves que hay que defender. Como habrá que defender otros asuntos si se pusiesen en riesgo, entre ellos el Festival Internacional de Música y Danza, que tantas veces hemos visto peligrar o intentar disminuir, a lo largo y ancho de su historia, o la Orquesta Ciudad de Granada. Hay, pues, que estar vigilantes y prestos a la batalla, si es necesario, cuando la crisis se convierte en el gran pretexto para la siesta, el conformismo y la vagancia política. Tenemos pendientes asuntos como el AVE, el Teatro de la Ópera, el Centro García Lorca que son decisivos para el futuro de la ciudad, olvidándonos del cachondeo del Milenio.

Cuando en el pasado hablábamos del centralismo madrileño no pensábamos que lo iba a sustituir el centralismo sevillano. Lo triste es que Granada tenga que estar en permanente vigía desde sus torres almenadas para defender lo poco que le queda o revindicar lo que en justicia le corresponde, bien a nivel de Madrid o de Sevilla. Eso sí: conviene dejar muy claro que es absurda la pretensión política, puramente coyuntural, de enfrentar los intereses de Granada con los de Sevilla, en el binomio Junta-Ayuntamiento. Los que estamos fuera de esa lucha tenemos el derecho de exigir, a unos y otros, que lo primero que deben mirar es a los ciudadanos y respetar y mejorar el espacio en el que viven y su calidad de vida. En esto consiste la descentralización.

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