La tribuna

antonio Montero Alcaide

Beneficios sociales de la educación

GUARDARÁ alguna relación la obesidad con el nivel de estudios alcanzado? ¿Y ser fumador? Habitualmente, estos indicadores pasan desapercibidos en los análisis, pero la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en el Panorama de la Educación correspondiente a 2013, así los estima en el ámbito de los beneficios sociales y económicos de la educación. Tal como ha hecho publico el informe español, realizado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), con una conclusión relevante: "De media en los países de la OCDE, los individuos con mayor nivel educativo presentan una menor proporción de obesidad que el nivel educativo inferior donde la proporción de obesos es superior. Así también, los adultos con menor nivel educativo presentan una mayor proporción de adultos fumadores".

Con datos concretos, si se estima la población de obesos adultos (población de 25 a 64 años de edad) por nivel educativo, con datos de 2011, en los países de la OCDE la mayor proporción de obesos corresponde a los adultos con un nivel de educación equivalente a la Educación Secundaria Obligatoria (primera etapa de Educación Secundaria) de España: el 25% de los adultos con ese nivel de estudios presentaban obesidad. Mientras que en la población con estudios terciarios (educación universitarias o ciclos formativos de grado superior en nuestro sistema educativo), ese porcentaje bajaba al 13%. En el caso de España, tales registros corresponden al 21% y al 10% respectivamente. Las mayores diferencias, de 14 puntos. Como nota llamativa, en el Reino Unido se advierten los niveles medios más elevados de obesidad, en este caso con datos de 2010, porque así se presentaba en el 43% de la población adulta con estudios de primera etapa de Educación Secundaria y en el 28% de esa misma población que había alcanzado niveles de estudios terciarios.

Si se aplica el análisis al porcentaje de adultos fumadores, las diferencias medias en la OCDE crecen por encima de las referidas a la obesidad. Esto es, con los estudios inferiores considerados, los adultos fuman en un 37%; y, entre los que obtienen el nivel superior, el porcentaje baja hasta el 21%. En España, con datos de 2009, esos mismos porcentajes eran del 38% y del 27% en cada caso: esto es, se incrementa el número de fumadores entre los adultos con niveles educativos más altos, aunque se mantienen las diferencias con el porcentaje de adultos fumadores con estudios más bajos.

Luego, aunque la estadística tiene lecturas a beneficio de cada propósito, sí parece clara la relación entre el nivel educativo de la población adulta y los resultados sociales de la educación, entendidos como mejores hábitos saludables; con la hipótesis de que las diferencias en el conocimiento de la salud y de los modos de preservarla pueden estar influidos por el nivel de formación de los adultos, de manera que a grados superiores de ésta correspondan mejores condiciones de salud de las personas.

Y esa asociación saludable, en términos sociales, completa la ya más conocida en el ámbito de los beneficios económicos de un nivel de educación superior. Sólo a modo de ejemplo, en España, el año 2011, ocho de cada diez adultos que habían completado la educación terciaria estaban integrados en el mercado laboral, mientras que quedan en torno a la mitad quienes sólo disponían de estudios equivalentes a la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Otra evidencia más: hacer el Bachillerato o los ciclos formativos de grado medio, concluidas las enseñanzas de la ESO, reduce la tasa de desempleo en casi 7 puntos, y alcanzar estudios terciarios (universitarios o ciclos formativos de grado superior) lo hace en 14. Luego resulta bien notoria la importancia de concluir la Educación Secundaria Obligatoria con expectativas de continuidad en los estudios posteriores. Y aunque nuestro país registra una evolución favorable en la última década, además de contar con porcentajes equivalentes a los de la OCDE de población con estudios superiores e incluso mayores que los de la Unión Europea (UE 21), mantiene diferencias considerables en el caso de los adultos cuyo nivel más alto de estudios es el de la primera etapa de la Educación Secundaria: el 46% frente al 25% de la OCDE o el 24% de la UE 21. Razón, ésta, de las medidas que procuran incrementar el acceso estudios de segunda etapa de educación secundaria (Bachillerato y Formación Profesional de grado medio), puesto que este nivel educativo sólo lo tiene el 22% de los adultos españoles frente al 44% de promedio de la OCDE o el 48% de la UE 21, con diferencias que superan el doble.

De modo que sanos y con mayores niveles de estudios son los adultos que España necesita para extender los beneficios sociales y económicos de la educación.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios