Punto de vista

josé Ramón Del Río

¡Bien, teresa, bien!

TODO el mundo ha elogiado al alcalde de Cádiz, José María González Santos, alias Kichi, por su cambio de actitud en cuanto al vestuario que usó en su proclamación como alcalde, luego en la recepción del buque escuela Juan Sebastián Elcano y cuando fue recibido como hermano nato de la cofradía del Nazareno. Actos todos solemnes y protocolarios que bien merecían un mínimo de etiqueta, que en los tiempos que corren no es excesiva, porque se reducen a llevar chaqueta y corbata. Pero hasta ahora no he leído que nadie elogie a la, para mí, merecedora del aplauso, que es la que hoy es su mujer, Teresa Rodríguez, porque, según testimonios gráficos, no sólo lo acompañó a la tienda, sino que le eligió el terno, la camisa e incluso la corbata (en mi opinión, demostrando buen gusto). Estará usted de acuerdo conmigo en que sin su conformidad, mejor dicho, sin su recomendación, Kichi no se hubiere atrevido a cambiar su look de aquellos actos.

Hoy habría que decir, conforme al lenguaje al uso, no "la que hoy es su mujer", sino su "compañera sentimental", su "pareja", su "novia", o su "chica". No estoy de acuerdo con este lenguaje. Con compañero y camarada se aludía a los que compartían el pan o compartían la cámara, porque vivían juntos. Por eso "compañera sentimental" me parece, además de una cursilería, poco descriptiva porque estas parejas no se limitan solo a compartir el pan. Lo más apropiado, en todo caso, sería llamarlos "camaradas sentimentales", porque viven juntos, pero lo de camaradas, que fue el término que empleó la Revolución Francesa como alternativa igualitaria a señor o señora, aboliendo así lo de monsieur o madame, se usó por los bolcheviques y luego por comunistas y falangistas (recuerden aquello de "yo tenía un camarada") y por ello tiene hoy muy mala prensa.

Bien, pues, por Teresa, que no responde al modelo "bruja", ni en su apariencia física, ni en el discurso bronco, propio de las activistas de izquierdas. Tuve la ocasión de elogiarla, en estas mismas páginas, cuando compareció en TV, después de las elecciones andaluzas, doliéndose del trato que había recibido de la candidata a presidenta de la Junta, porque, en lugar de devolverle el poco amable trato que había recibido en la entrevista, se mostró modosita, respetuosa y dolida -"estupefacta", dijo- causando así la admiración de muchos telespectadores. Por ello: ¡bien Teresa, bien¡

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