Bla, bla, bla

Los nigerianos cristianos asesinados son mártires de la fe, como los romanos que veneramos

No me quejaré yo de que se hable poco de las matanzas de cristianos en Nigeria, porque sería quejarme de mí. Le he dedicado no sé cuántos artículos a la campaña electoral de Andalucía, y ni una línea a esas masacres. Es algo general, pero mal (por omisión) de muchos, consuelo de tontos tácitos. Mejor, por tanto, preguntarnos las razones del silencio de todos.

La más profunda es que estamos ante unas muertes sacras. Son mártires de la fe, como los romanos que veneramos en las catacumbas, pero en vivo y en directo. Barrunto un implícito temor reverencial a tocar con nuestras manos profanas hasta sus reliquias mediáticas. El bla, bla, bla de las declaraciones de indignación nos parece irreverente. Con razón.

¿Bastaría entonces con rezar privadamente? Nada puede ser más importante y más eficaz. Pero uno de los refranes más católicos que existen es A Dios rogando y con el mazo dando. Con él se alzó la Cristiandad. Habría, pues, además, que actuar. El joven diplomático español Mario Crespo proponía que, "dentro de la acción exterior española, que tiene muchas y variadas prioridades en materia de derechos humanos, la lucha contra la persecución religiosa debería ser uno de los grandes vértices. Por la dimensión del problema, por cercanía cultural y porque el mundo está lleno de misioneros españoles, que, en mi experiencia como cónsul, son una de nuestras grandes herramientas de proyección y que, al mismo tiempo, son víctimas directas de esta violencia. La mejor forma de demostrarlo sería crear una unidad específica dedicada a la materia dentro del Ministerio de Exteriores". Ojalá o, mejor dicho, amén.

También se podrían enviar tropas de seguridad, acoger refugiados religiosos, exigir a sus gobiernos una política de defensa eficaz, hacer visitas oficiales, etc. Dar y dar con el mazo de la acción.

Porque hablamos de Derechos Humanos (pongo las mayúsculas en honor de mis lectores laicos), todos los Estados tendrían que sentirse interpelados. Y las organizaciones internacionales, tan aficionadas al doble rasero, cualquiera sabe por qué.

A los católicos se nos debe exigir un plus, que es un signo +, que es una cruz, que es la señal del cristiano. De oración, por supuesto, pero también de acción. Están asesinando a nuestros hermanos, así, literalmente, tanto una cosa (el asesinato) como la otra (la hermandad). No sé de cuál de los dos extremos no nos estamos enterando del todo.

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