Bloqueo

¿No ha demostrado Sánchez, con su arrogancia y su incapacidad para pactar, que está incapacitado para gobernar?

Lo más probable es que las próximas elecciones -que cuestan unos cien millones de euros- no resuelvan nada y dejen las cosas como estaban, es decir, con un bloqueo político que impida formar Gobierno. Ni la izquierda parece estar en condiciones de ganar los suficientes escaños para intentar gobernar, ni tampoco la derecha parece capaz de alcanzarlos. Y encima, tras la sentencia del procés -que se hará pública el próximo lunes-, es altamente improbable con los votos de los independentistas para cualquier clase de estabilidad parlamentaria (al contrario, lo más probable es que los indepes se dediquen a hacer todo lo posible para destruir cualquier posibilidad de acuerdo parlamentario). En estas condiciones, lo único que parece posible es un acuerdo in extremis entre el PSOE de Pedro Sánchez y el PP de Casado, algo tan complicado como que Yoko Ono, en su día, en plena desbandada de los Beatles, abandonara de sopetón a John Lennon y se fuera a vivir con Paul McCartney.

Hace un año, Pedro Sánchez podría haber formado una mayoría de gobierno con Ciudadanos -tenían 180 escaños entre los dos- que le habría permitido gobernar con garantías en medio de la crisis política catalana -que aún puede empeorar mucho más- y en medio de una crisis económica que puede ser mucho más devastadora que la de 2007. Pero tanto Sánchez como Rivera se comportaron como adolescentes que rivalizaban por captar likes en su canal de YouTube diciendo toda clase de barbaridades para desacreditar a su rival. Conclusión: Rivera se está hundiendo en las encuestas y Pedro Sánchez lo va a tener muy, pero que muy difícil para formar Gobierno, a menos que ocurra un milagro que parece casi imposible. Es probable que Rivera dimita si los resultados son catastróficos, pero ¿y Pedro Sánchez? ¿No ha demostrado también, con su arrogancia y con su incapacidad para llegar a acuerdos en momentos críticos, que es un hombre incapacitado para gobernar?

Y mientras esto ocurre, Pablo Casado se deja la barba y finge ser el hombre invisible, Pablo Iglesias se mantiene en su leninismo posmoderno (una variante cool del comunismo que no sabe muy bien lo que pretende ni cómo conseguirlo) y Errejón promete la semana laboral de cuatro días (algo que cualquier persona racional debería saber que es irrealizable). Nos ha tocado la lotería con estos líderes.

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