Aunque a muchos les parezca un asunto lejano, el Brexit está ahí y además nos va a afectar de manera directa tanto en el ámbito de la economía, como en el ámbito de las políticas públicas.

En Andalucía, el impacto de un Brexit duro se estima en unos 1.200 millones de euros y alrededor de 50.000 empleos; esto es así porque en las relaciones económicas y comerciales entre España y el Reino Unido hay una tradición de muchos años enmarcada en la normativa de la Unión Europea que se orienta a favorecer la libertad de movimiento de personas, bienes y servicios. Algo que con el Brexit se rompe y, si es un Brexit duro, será una ruptura de enormes consecuencias.

Es cierto que no es fácil valorar desde fuera las motivaciones que han llevado a esta decisión a las autoridades del Reino Unido y de los votantes que mayoritariamente apoyaron el referéndum para su salida de la Unión Europea pero, aún así, es motivo de enorme preocupación comprobar que en un mundo con una economía globalizada se tomen este tipo de decisiones que tienen pésimas consecuencias para los derechos y la vida de los ciudadanos. Y la crisis institucional en aquel país a la que estamos asistiendo es una pésima noticia.

La Unión Europe tiene muchas áreas de mejora, sin duda. Pero resulta poco discutible que el espacio común europeo ha condicionado uno de los periodos de la historia de la humanidad en los que se han conseguido los mayores avances en términos de libertades y de bienestar social.

Más aún. Para decenas de miles de británicos que tienen asentada parte de su vida en España, el Brexit le va a suponer una pérdida de derechos y de posibilidades de bienestar amparados en la actual pertenencia a la Unión Europea ya que si no hay alternativa al Brexit duro perderán sus derechos en sanidad y otros servicios esenciales.

Pero es que los españoles que estén en el Reino Unido o que tengan relaciones comerciales con aquel país, les pasará igual. No hay ningún pronóstico positivo ni para las personas ni para la economía con el Brexit. Por eso es algo que cuesta entender.

Y finalmente, Europa será más débil sin el Reino Unido por lo que no es de extrañar la alegría de Donald Trump y de Putin que ganan aún más espacio de supremacía en el ámbito internacional de la economía, la defensa y la seguridad. Una Europa más débil tendrá consecuencias para nosotros y para las futuras generaciones. Todo un desastre.