Aclarado el panorama municipal para los dos años que restan de mandato en la Alcaldía, hay que ser moderadamente optimistas después de lo ocurrido en la primera Junta de Portavoces que se celebró desde que Francisco Cuenca se hizo con el bastón de mando. Todos los grupos políticos acudieron a la cita, como no podía ser de otra manera porque para eso cobran, y en principio se mostraron receptivos para estudiar el documento que recoge un plan para relanzar la ciudad de cara al futuro. La mejora de Granada es de interés general y debe tener una buena dosis de eficacia y voluntad y no tanta de ideología, por lo que si todos los concejales son capaces de firmar un buen porcentaje de paladas en la misma dirección seguro que los más beneficiados serán unos ciudadanos que están deseosos de volver a confiar en sus políticos más cercanos que, después del espectáculo dado, deben dejar de pensar en sí mismos y hacerlo en los demás. Si después de la tempestad vuelve la calma, sea ésta bienvenida, sobre todo si va acompañada de trabajo y, como se ha dicho, eficacia. Granada lo agradecerá.

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